Mientras estaban allí, llegó el momento para que naciera el bebé. María dio a luz a su primer hijo varón. Lo envolvió en tiras de tela y lo acostó en un pesebre, porque no había alojamiento disponible para ellos.
Lucas 2:6-7. NTV.
Lectura: Lucas
2:6-7. Versículos del día: Lucas 2:6-7.
MEDITACIÓN DIARIA
No hubo lugar para el Rey
de reyes y Señor de señores en la posada. Nuestro buen Señor tuvo que nacer en
un humilde pesebre junto a las mulas que se abrigaban allí. Debió ser duro para
José quien tomó su buen papel de padre adoptivo del niño Jesús, tocar y tocar puertas
para sentirse rechazado y al final, ir a parar al único sitio posible para
nacer el Salvador de la humanidad.
¡Qué buen ejemplo para
todos! Vivimos en un techo con calor, comida y vestido; sin embargo, por el más
mínimo detalle nos quejamos y queremos más. Nos cuesta acoplarnos a lo que
tenemos. Si miramos, el Señor nos ha bendecido mucho más de lo esperado. No
debería de haber campo para las exigencias y el descontento. Que aprendamos con
esta porción de la Palabra de Dios a tener contentamiento. Démosle gracias a
Dios por la vida, la salud, los bienes materiales, la familia y las amistades.
Aprendamos a ser agradecidos.
Amado Señor Jesús:
desde tu mismo nacimiento Dios Padre permitió que en tu naturaleza humana
albergaras la humildad para darnos ese ejemplo. Señor Jesús, si Tú no tuviste
lujos ni tu nacimiento fue con derroche de ostentaciones y pompas, enséñanos a
vivir dichosamente con todo lo que nos has dado. A Ti te calentaron unas pajas;
a nosotros cobijas y sábanas. Señor inunda nuestro corazón de pajas para que
también puedas venir a morar Tú en medio de esas pajitas. Somos nosotros los
que necesitamos ahora del calor, la ternura y el amor Tuyo. Como dice el
cántico navideño: ¡Ven a nuestras almas, ven Jesús, no tardes tanto!
Un abrazo y bendiciones.
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