Sucedió que, mientras hablaban y discutían, Jesús mismo se acercó y comenzó a caminar con ellos; pero no lo reconocieron, pues sus ojos estaban velados.
Lucas 24:15-16. NVI.
Lectura: Lucas 24:13-35. Versículos del día: Lucas 24:15-16.
MEDITACIÓN DIARIA
Les he comentado que
sentada en el balcón de mi apartamento, diviso hacia el otro lado un arbolito
que recién podado le dejan las hojas como una aureola y el tronco se me asemeja
al Señor. Así que desde que llegué aquí y lo observé lo puse: ‘Jesús camino a
Emaús’. Bueno, pues hoy mi devocional es sobre el camino a Emaús. Dos de los
seguidores de Jesús, iban hacia Emaús discutiendo sobre los acontecimientos
sucedidos con Jesús de Nazaret. Jesús mismo se les apareció y empezó a caminar
con ellos; pero Dios no permitió que lo reconocieran. Al preguntarles Jesús
sobre lo que discutían, ellos se entristecieron porque la noticia de lo que
había pasado con Jesús, la sabía todo el pueblo. Sin embargo, le contaron que
lo habían condenado a muerte y que ellos abrigaban la esperanza de que era Él
quien redimiera a Israel. Entonces el Señor les habla: “—¡Qué torpes son
ustedes —les dijo—, y qué tardos de corazón para creer todo lo que han dicho
los profetas! ¿Acaso no tenía que sufrir el Cristo estas cosas antes de entrar
en su gloria?” (vv. 25-26), y empezó a explicarles las Escrituras comenzando
por Moisés y los profetas acerca de lo que se refería a Él (v. 27). como ya
estaban cerca a Emaús y tras la invitación a quedarse esa noche, estando con
ellos a la mesa, Jesús tomó el pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio. De
pronto se les abrieron los ojos y lo reconocieron, pero Jesús desapareció (vv. 28-31).
Creo que a la gente nos pasa
algo parecido. Por lo menos yo escuché hablar de Jesús toda mi vida, pero mis
ojos también estaban vendados y no entendía lo que verdaderamente Él vino a
hacer por mí. Solamente cuando di el paso de entregarle mi vida comenzó el
Espíritu Santo a hacer su obra regeneradora conmigo. Quizá a ti, te sucede lo
mismo. Quiero decirte que tienes que dar también ese paso de entregarle tu vida
a Jesús de Nazaret y Él se encargará de dirigirte y de llevarte por el camino a
Emaús. Te invito a orar:
Señor Jesús:
gracias porque me amas y te necesito. Gracias porque viniste a morir por mí. Hoy
entiendo que ese camino a Emaús es también para mí y decido entregarte mi vida
para que seas mi Señor y Salvador. Perdona mis pecados y hazme la persona que
deseas que yo sea. Gracias por perdonarme, limpiarme y darme una vida nueva
Contigo. Abre mis ojos Señor para que pueda entender todo lo que dice la
Escritura sobre Ti. En tu Nombre Jesús, amén.
Un abrazo y bendiciones.
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