Entonces dijo María: Mi alma glorifica al Señor, y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador, porque se ha dignado fijarse en su humilde sierva. Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho grandes cosas por mí. ¡Santo es su nombre!
Lucas 1:46-49. NVI.
Lectura: Lucas
1:46-56. Versículos del día: Lucas 1:
46-49.
MEDITACIÓN DIARIA
María abre su corazón
para glorificar a Dios, después de recibir la noticia de ser escogida como
madre de el Salvador. Con un corazón agradecido, nos enseña que lo valioso en
la vida del cristiano es su relación personal con el Señor Jesús. Su sencillez
y humildad nos hace ver que la dicha no proviene de lo material sino de lo
espiritual. Ella aparece libre de la ansiedad y de la incertidumbre. Siente
completamente la presencia no solo de Dios Padre; lleva en su seno a Jesús; el
Dios hecho hombre y sabe que fue Dios Espíritu Santo quien se posó sobre su
vientre para gestar al Hijo de Dios. El
tiempo de la espera para el pueblo de Israel se ha cumplido y María lo ha
entendido muy bien.
Ya es hora de que tú
mires a Dios igual que lo hizo María. Seguro que tienes muchas bendiciones por
las que alabar y adorar a Dios. El Señor se goza con la alabanza de su pueblo y
una de las primeras cosas por hacer, es darle gracias porque sin merecerlo
también se ha dignado mirarnos con ojos de bienestar y de misericordia.
Amado Dios: es
imposible dejar pasar los días sin admirar tu grandeza y poder, obrando en cada
uno de los que elegiste para Ti. Gracias por contarnos entre ellos. Gracias
porque sin ameritar ni justificar nada para llegar hacia Ti, nos has amado con
el amor eterno de un Buen Padre y has permitido que te conozcamos a través de
tu amado Hijo Jesús. Gracias Señor Jesús; es ahora tu Santo Espíritu quien nos dirige
y lleva por el mejor camino para andar. Amada Trinidad: ¡Te amamos y por
siempre proclamamos: ¡Santo es tu Nombre!
Un abrazo y bendiciones.
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