Cuando llegaron a la casa, vieron al niño con María, su madre; y postrándose lo adoraron. Abrieron sus cofres y le presentaron como regalos oro, incienso y mirra.
Mateo 2:11. NVI
Lectura: Mateo
2:1-12. Versículo del día: Mateo 2:11.
MEDITACIÓN DIARIA
Los sabios procedentes de
Oriente, denominados tradicionalmente como magos, llegaron a Belén siguiendo la
estrella vista. Al verlo, se postraron, lo adoraron y le regalaron oro,
incienso y mirra. Bien entendieron ellos que no era un niño como el común; el
oro ofrecido era un regalo típico ofrecido a los reyes; simboliza señorío y
grandeza, Bien sabían que era el Rey de reyes (1 Timoteo 6:15). El incienso era
símbolo del sacerdocio que representaría siendo el Cordero inmolado por el
pecado de toda la humanidad (Juan 1:29); un homenaje supremo a su divinidad. Y
la mirra entregada como hombre que también era; anuncio a los padecimientos
como Redentor. Resumiendo: oro como Rey, incienso como Dios y mirra como hombre.
¿Tú qué deseas ofrecerle?
Mira, si algo quiere el Señor Jesús es tu propia vida; tu corazón arrepentido
reconociéndolo a Él como el Hijo de Dios que es, que se hizo hombre para
salvarte de las garras del pecado y del infierno. ¿Cómo se lo puedes ofrecer?
Simplemente hablándole, diciéndole con tus propias palabras lo que significa toda
su esencia para ti. Te sugiero una oración; si te parece la puedes repetir o busca
la tuya propia:
Señor Jesús: vengo
ante Ti reconociendo que Eres el Rey de reyes y Señor de señores; que Eres el
hijo de Dios muerto y resucitado; que viniste a este mundo a llevar todo el peso
de mis pecados. Perdóname Señor. Te entrego mi vida para que vengas a morar en
mí y seas mi Señor y Salvador personal. Hazme una persona nueva en Ti. Muchas
gracias Jesús por hacerlo y escuchar mi oración. Amén.
Un abrazo y bendiciones.
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