martes, 14 de diciembre de 2021

La profecía se cumplió

No tengas miedo, María; Dios te ha concedido su favor —le dijo el ángel—. Quedarás encinta y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. 

Lucas 1:30-31. NVI.


Lectura: Lucas 1:26-38.  Versículos del día: Lucas 1:30-31.


MEDITACIÓN DIARIA


Dice el Evangelio de Lucas lo siguiente: “A los seis meses, Dios envió al ángel Gabriel a Nazaret, pueblo de Galilea, a visitar a una joven virgen comprometida para casarse con un hombre que se llamaba José, descendiente de David. La virgen se llamaba María” (vv. 26-27). Así la profecía se estaba cumpliendo: “Por eso, el Señor mismo les dará una señal: La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamará Emanuel” (Isaías 7:14).

La Palabra de Dios está llena de profecías acerca de Jesús de Nazaret. Dios nos prometió un Salvador desde el mismo momento en que se produjo la caída: “Pondré enemistad entre tú y la mujer, y entre tu simiente y la de ella; su simiente te aplastará la cabeza, pero tú le morderás el talón” (Génesis 3:15). La promesa de un Salvador que vendría de la simiente de la mujer y que destruiría a la serpiente. Este Salvador que es el Señor Jesús vencería a Satanás en la cruz.

¿Cómo no creer en sus promesas y profecías? Quizá a veces las cosas no nos salen como las esperamos o como entendimos que el Señor nos las prometió. No por esto podemos decir que su Palabra no es veraz. Dios cumple lo que promete; lo que pasa es que sus tiempos no son los nuestros y en ocasiones, al no ver cumplidas sus promesas creemos derrumbarnos. Hay que esperar y saber esperar confiando en que el Señor lo hará, tal como lo hizo con el anuncio del nacimiento de Jesús.


Amado Dios: Tú nos prometiste un Salvador y así sucedió. Gracias porque a través de lo prometido nos viniste a salvar de las garras del pecado y esto vale mucho. Yo te ruego Padre que pongas gozo en mi corazón, aunque a veces no vea el cumplimiento de las promesas que tienes para mí. Enséñame a acatar tu voluntad que siempre es buena, agradable y perfecta. ¡Bendito Eres Papito Dios!


Un abrazo y bendiciones.

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