Tú creaste mis entrañas; me formaste en el vientre de mi madre. ¡Te alabo porque soy una creación admirable! ¡Tus obras son maravillosas, y esto lo sé muy bien!
Salmo 139:13-14. NVI.
Lectura: Salmo
139:1-16. Versículos del día: Salmo
139:13-14.
MEDITACIÓN DIARIA
Somos obra de Dios. Él
nos creó; desde el mismo momento en que papá y mamá lo resolvieron Dios estaba
presente: “Tus ojos vieron mi cuerpo en gestación: todo estaba ya escrito en tu
libro; todos mis días se estaban diseñando, aunque no existía uno solo de ellos”
(v. 16). Nacemos; los días, meses y años van pasando y en un momento dado de
nuestra vida, Dios acude a nosotros a buscarnos para su reino. Entendemos que
somos pecadores y que Dios en su infinito amor envió a su Hijo (Juan 3:16).
Sabiendo esta verdad tomamos la decisión de entregarle nuestra vida; de
recibirlo en el corazón: “Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su
nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios” (Juan 1:12). Bendita gracia,
ya le pertenecemos a Dios; ya no somos del mundo. Somos de Cristo Jesús. Dios nos
creó, Dios nos formó, Dios nos redimió y nos llamó por el nombre (Isaías 43:1).
Ahora Él quiere que tengamos una vida abundante, con un propósito definido
(Juan 14:6). Además, sus planes son perfectos: “planes de bienestar y no de
calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza” (Jeremías 29:11). Tenemos
un futuro con el Señor y una bendita esperanza de una vida eterna a su lado (1
Juan 5:11-12).
Como somos su propiedad, nada ni nadie podrá
hacernos daño y nadie nos podrá separar. Su Palabra lo dice, somos más que vencedores
en Cristo Jesús. “Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los
ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo
alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación podrá apartarnos del
amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor” (Romanos
8:38-39). ¡Gloria a Dios! “Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio,
nación santa, pueblo que pertenece a Dios, para que proclamen las obras maravillosas
de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable” (1 Pedro 2:9).
Así que somos perfectos para
Dios, Justificados en Jesús nuestro Señor. Somos lo que Dios dice que somos; no
lo que los demás piensan de nosotros. Este mensaje es para ti. Créelo así es.
Tú que te sientes derrotado, frustrado, acabado y agobiado. No es cierto; el
enemigo vive recordándonos que fuimos pecadores y nos hace creer que aún lo
somos y no lo somos.
Amado Señor Jesús:
te damos tantas gracias por un día habernos escogido para ti. Gracias porque
somos Tuyos y Contigo lo tenemos todo. Gracias porque nada nos podrá alejar de
tu amor y por saber que te pertenecemos no solamente en esta vida terrenal,
sino inclusive en la vida eterna donde estaremos por siempre a tu lado. ¡No
merecíamos tanto amor derramado! Tú nos ves con ojos de amor incondicional;
somos especiales para Ti. A veces ni lo entendemos porque nuestra mente no lo
alcanza a comprender. Te damos infinitas gracias buen Dios y Señor nuestro.
Un abrazo y bendiciones.
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