viernes, 20 de agosto de 2021

La verdadera libertad se encuentra en Jesús de Nazaret

 Y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres. 

Juan 8:32. NVI.      


Lectura: Juan 8:31-47.  Versículo del día: Juan 8:32.


MEDITACIÓN DIARIA


En la misma lectura, Jesús se dirige a los que habían creído en Él, a los judíos y fariseos que estaban ahí, para decirles que por más que se creyeran hijos de Abraham eran esclavos del pecado. Exactamente sucede actualmente; el hombre se cree el superdotado, el que todo lo puede, el invencible, el que no necesita de Dios y qué equivocado está. Está completamente vacío y su pecado ya ha hecho una conciencia cauterizada, está encallecida. Ha entorpecido el conocimiento del bien y del mal; una conciencia totalmente quemada. Por más que el hombre se crea libre, no lo es. Solamente hay completa libertad cuando se tiene a Jesús en la vida personal. “Así que, si el Hijo los libera, serán ustedes verdaderamente libres” (v. 36). Eran tan tercos y tradicionalistas que se creían hijos de Dios, pero rechazaban al Hijo de Dios; por eso mismo les dice: “Ustedes son de su padre, el diablo, cuyos deseos quieren cumplir. Desde el principio este ha sido un asesino, y no se mantiene en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando miente, expresa su propia naturaleza, porque es un mentiroso. ¡Es el padre de la mentira! Y sin embargo a mí, que les digo la verdad, no me creen” (vv. 44-45).

En ocasiones, al querer compartirle a las personas, nos resultan, contradiciendo la verdad de Jesús tal como lo hicieron en esa época. Para conocer al Señor Jesucristo, hay que despojarse de toda tradición y ley. Creer en el Hijo de Dios que vino a este mundo a salvarnos solamente por amor a la humanidad. Entender que su bendita GRACIA es la que nos está ofreciendo y la que nos da salvación (Efesios 2:8-9). Es el regalo maravilloso que no podemos despreciar y la única manera de ser verdaderamente libres.


Amado Señor Jesús: Permite que tu mensaje de las Buenas Nuevas de Salvación llegue a las personas que les compartimos. Quita la venda de sus ojos y abre sus oídos y entendimiento para que puedan ver la Luz verdadera que Eres Tú. Señor, no es en una cárcel que se pierde la libertad, ni tampoco lo será por querer los gobiernos mantenernos encerrados. La indiferencia hacia Ti que conlleva al pecado es la verdadera esclavitud. De esa esclavitud es que Tú quieres liberar al hombre pecador. Señor, reconocemos que Tú Eres la Verdad y que esa Verdad es la que nos hace completamente libres. Gracias por ofrecérnosla y saber que en Ti somos plenamente redimidos. En tu Nombre Señor Jesús, amén.


Un abrazo y bendiciones.

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