Encomienda al Señor tu camino; confía en él, y él actuará,
Salmo 37:5. NVI.
Lectura: Salmo
37:5-9. Versículo del día: Salmo 37:5.
MEDITACIÓN DIARIA
Personalmente considero
que es necesario hablar con el Señor y mejor en horas de la mañana porque es
cuando podemos decirle lo que pensamos hacer y encomendarle nuestro andar. Por
eso entrégale al Señor todo cuanto haces; confía y espera en Él y seguro que el
Señor actuará en favor tuyo. Si en verdad hemos puesto nuestra vida en sus
manos, en vez de desesperarnos o de renegar porque no vemos la respuesta, hay
que quedarnos quietos, ser pacientes y callar (v.7). Miremos lo que nos dice
más adelante la lectura: “Refrena tu enojo, abandona la ira; no te irrites,
pues esto conduce al mal. Porque los impíos serán exterminados, pero los que
esperan en el Señor heredarán la tierra” (vv. 8-9). Si vemos en contexto el
versículo del día, entendemos que, los necios, los que no creen, cuando llega
la adversidad se enojan ahí sí con Dios, pero nosotros, los que sí le creemos,
nos corresponde esperar porque viene una promesa: ‘heredarán la tierra’. La
poseeremos para vivir tranquilamente en ella.
Por consiguiente, nos
damos cuenta de la importancia de presentarnos ante Dios y poner en sus manos
el diario vivir. Pienso que es un hacer de día tras día y esperar su respuesta comprendiendo
que el Señor quiere lo mejor para cada uno. Si confiamos en que somos sus
hijos, debemos de saber que Él como el Papito excelente que es, desea lo máximo
y siempre va a contestar de acuerdo a lo que abonará de forma especial a nuestro
andar. Así que venga lo que venga, decidamos confiar en nuestro Dios y esperar
quietos en Él.
Amado Señor:
gracias por tu Palabra porque nos enseña a reflexionar y a aprender bases especiales
para conducirnos de manera apropiada en nuestra vida diaria. Gracias porque
sabemos que buscas nuestro bienestar y a veces no entendemos tus designios
creyendo que no nos has puesto atención, sin captar lo que es tu favor.
Enséñanos a mirarte sólo a Ti y no mirar y dejarnos llevar por lo que dicen los
demás; Tú Eres la verdad y a Ti recurrimos. Gracias, muchas gracias buen Señor
y Dios. ¡Te amamos!
Un abrazo y bendiciones.
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