miércoles, 11 de agosto de 2021

Tu amor y fidelidad se entrelazan para demostrar que Eres Dios

Tu amor, Señor, llega hasta los cielos; tu fidelidad alcanza las nubes.

 Salmo 36:5. NVI.


Lectura: Salmo 36:5-12.  Versículo del día: Salmo 36:5.


MEDITACIÓN DIARIA


Sí; el amor del Señor nunca se acaba: “Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor” (Romanos 8: 38-39). Ni su fidelidad jamás se agota: “Pero entonces, si a algunos les faltó la fe, ¿acaso su falta de fe anula la fidelidad de Dios? ¡De ninguna manera! Dios es siempre veraz, aunque el hombre sea mentiroso” (Romanos 3:3-4); “Luego vi el cielo abierto, y apareció un caballo blanco. Su jinete se llama Fiel y Verdadero” (Apocalipsis 19:11).

David continúa en el Salmo diciendo: “¡cuán precioso, oh Dios, es tu gran amor!” (v. 7 en la lectura). Así es; se entrelazan el amor y la fidelidad de Dios para demostrarnos su misericordia. No porque la merezcamos, simplemente porque Él es amoroso y fiel. Él, el Señor; el Dueño de toda creación, la verdadera Fuente de la vida y de la Luz verdadera: “Porque en ti está la fuente de la vida, y en tu luz podemos ver la luz” (v. 9). De ninguna manera como lo creen los seguidores de la Nueva Era; no, así no es. Nuestro Dios y Señor es la Fuente de agua que brota para vida eterna y la Luz verdadera. No podemos dejarnos confundir cuando nos hacen creer que nosotros somos dios; que la fuente es el Cosmos y que Jesucristo solo fue un maestro iluminado. Recordemos esto: “¡Estén alerta! Cuídense de su gran enemigo, el diablo, porque anda al acecho como un león rugiente, buscando a quién devorar” (1 Pedro 5:8 NTV).


Amado Dios y Señor nuestro: te damos gracias por enseñarnos a través de Tu Palabra que Eres un Dios Precioso lleno de amor y fidelidad. Señor, creemos en Ti, esperamos en Ti y vivimos por Ti. Gracias porque jamás cambias y tus promesas son ‘sí’ y ‘amén’. Gracias, muchas gracias buen Dios y Señor. ¡Tu Nombre es uno solo y la gloria y honor son solamente para Ti!


Un abrazo y bendiciones.

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