Son más deseables que el oro, más que mucho oro refinado; son más dulces que la miel, la miel que destila del panal.
Salmo 19:10. NVI.
Lectura: Salmo
19:7-11. Versículo del día: Salmo 19:10.
MEDITACIÓN DIARIA
La Palabra de Dios es
única. Vale más que el oro, pero no sabemos apreciarla. Si la cuidáramos tal
como lo hacemos con el celular o con nuestra billetera, sería diferente. Desde
mis primeros años de cristiana me enseñaron que la Biblia era como nuestra mano;
cada dedo representa una acción: oírla, leerla, estudiarla, memorizarla, meditarla
y en su compendio, la mano completa para aplicarla. La Biblia es como bien la
han catalogado algunos: “el Manual del Hombre”. Ahí se encuentra todo lo
relacionado con nuestra vida y su comportamiento. Cuando compramos un
electrodoméstico o aparato tecnológico, siempre vamos a las instrucciones para
saber cómo usarlo. De igual manera sucede con nuestras vidas. Dios nos la dejó
para tener una guía de cómo manejarnos.
Hay que tener en cuenta
que, desde el Antiguo Testamento, se estaba anunciando al Mesías. Y el Nuevo es
la plenitud del Hijo de Dios encarnado y hecho hombre para salvarnos. El pecado
entró a la humanidad desde el Edén, pero Dios prometió un Salvador. Jesucristo
es el Salvador y ¿a quién no le interesa ser salvo? La verdad es que a todos
nos debería interesar, pero no es así.
Considerando y afirmando que la
Palabra de Dios es verdad; más valiosa que el oro, más dulce que la miel
y que en ella está escrita la salvación de todo individuo por medio de Jesús, el
Hijo de Dios, si lo deseas te invito a orar así:
Amado Señor Jesús:
te doy gracias porque tu Palabra dice que viniste a morir por mí y te llevaste
toda mi culpa en esa cruenta cruz. Gracias porque también dice tu Palabra que
resucitaste para darme vida eterna a tu lado. Por eso Jesús quiero decirte, que
te deseo con todo mi corazón y te acepto en mi vida como mi suficiente Señor y
Salvador. Gracias por perdonarme, limpiarme y saber que voy a gozar de la patria
celestial Contigo. Gracias buen Señor.
Un abrazo y bendiciones.
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