Un día transmite al otro la noticia, una noche a la otra comparte su saber.
Salmo 19:2. NVI.
Lectura: Salmo 19:1-6. Versículo del día: Salmo 19:2.
MEDITACIÓN DIARIA
La Palabra de Dios es
clara y penetra hasta la médula de los huesos. Y aquí vemos escrito lo que
nuestros ojos pueden observar a diario: llega el día con la salida del astro
rey y va cursando su recorrido hasta encontrarse nuevamente con la noche: “Sin
palabras, sin lenguaje, sin una voz perceptible, por toda la tierra resuena su
eco, ¡sus palabras llegan hasta los confines del mundo!” (vv. 3-4). Observamos
esta maravilla y si la analizamos no podemos negar que ha sido una obra majestuosa
de nuestro Creador y Señor. Lo que pasa es que ya es tan usual que sucede igual
como con la respiración, lo damos por hecho y por eso ni gracias le damos al
Señor.
Por eso mismo, nadie
puede decir que Dios no se le ha manifestado. Miremos cómo empieza este Salmo: Los
cielos cuentan la gloria de Dios, el firmamento proclama la obra de sus manos”
(v. 1). No solamente los cielos, también la tierra con sus grandes montañas, lagos,
mares, vegetación y fauna. Todos dan gloria al Dios del universo.
Amado Señor: si
divisamos los campos llenos de tu obra, te vemos a Ti; si elevamos nuestros
ojos hacia el firmamento, también estás ahí. Te vemos en la sonrisa de la gente
al pasar, en el corretear de un niño por la calle, por el parque o por la playa.
Te vemos en la dulce mirada de una anciana venerada. Te sentimos en el suave
murmullo del arroyo o en los estrepitosos truenos de tormenta. ¡Cómo no creer
en Ti Señor! ¡Cómo no decir que Eres Dios real!
Un abrazo y bendiciones.
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