Cuídame como a la niña de tus ojos; escóndeme, bajo la sombra de tus alas.
Salmo 17:8. NVI.
Lectura: Salmo
17:1-15. Versículo del día: Salmo 17:8.
MEDITACIÓN DIARIA
Este clamor al Señor, no
solamente debemos hacerlo en peligro o dificultades; pienso que necesitamos su
protección momento a momento. Cuando salimos de casa no sabemos si
regresaremos; igual nos sucede al acostarnos, no podemos predecir que nos
levantaremos tal como nos fuimos a descansar.
Con mi familia, el
domingo pasado estuvimos en la playa y de vuelta una llanta voló de lo alto,
muy cerca de nosotros. Con mi esposo le dimos gracias al Señor porque de
habernos caído encima, la situación hubiera sido grave. Si pudiéramos mirar el
mapa de nuestras rutas diarias y ver de cuántas cosas nos ha guardado el Señor,
seguro que, por un lado, seríamos más agradecidos con Él y por otro nos encomendaríamos
siempre buscando su protección.
Ser agradecidos es muy
bonito. Si nos gusta entre humanos ¿cómo no será a nuestro Papito Celestial? No
demos por hecho que el Señor tiene que cuidarnos, ni mucho menos creer que eso
es lo que le corresponde como para no decir: ‘gracias buen Dios’.
Amado Señor: gracias
por estar pendiente de nosotros y librarnos de tanto mal. Señor, te entregamos
nuestras vidas sabiendo que en tus manos estarán bien resguardadas. Gracias
porque Tú nos cuidas tanto en la salida como en la entrada. Somos tan preciados
para Ti, que nos asimilas como la niña de tus ojos, a la cual la más mínima
basura va a afectar. ¡Tanto amor y dedicación sin merecerlo! ¡Te amamos buen Dios
y Señor nuestro!
Un abrazo y bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario