Dígame usted, por favor, ¿de quién habla aquí el profeta, de sí mismo o de algún otro? —le preguntó el eunuco a Felipe.
Hechos 8:34. NVI.
Lectura: Hechos
8:26-40. Versículo del día: Hechos 8:34.
MEDITACIÓN DIARIA
Esta fue la pregunta que
el etíope le hizo a Felipe cuando se encontraron por el camino. El etíope iba
leyendo el Libro de Isaías, donde habla proféticamente del sufrimiento del
Señor Jesús (Isaías 53:7-8). Al hacerle la pregunta, Felipe comenzando por este
mismo pasaje, le anunció las buenas nuevas de Jesús y más adelante en donde
había agua, el etíope pidió que lo bautizara (vv.35-38).
Eso es exactamente lo que
nos corresponde hacer: no desperdiciar oportunidades para llevar el mensaje de
salvación del Señor Jesucristo. Una muy buena lección para aprender.
Amado Jesús: nos
presentamos delante de Ti para que seas Tú mismo abriendo caminos tanto hacia
los incrédulos como también hacia los que tienen hambre y sed de justicia y no
saben o entienden que Eres el Salvador de la humanidad. Gracias bendito Señor
por tu amor y misericordia para el hombre pecador. Gracias porque Tú moriste
por todos nosotros y cargaste sobre tus hombros todos nuestros pecados al punto
de morir por ellos en esa cruenta cruz. Gracias porque hasta la última gota de
tu sangre preciosa fue derramada por remisión de los pecadores. ¡Nos compraste con
tu sangre! Ahora que te conocemos, permite que sigamos el legado de Felipe y
sean muchos los que lleguen a tus pies. ¡Te adoramos Señor!
Un abrazo y bendiciones.
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