martes, 14 de julio de 2020

No dudemos en anunciar las Buenas Nuevas


¡Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres! —respondieron Pedro y los demás apóstoles.
 Hechos 3:29. NVI.

Lectura: Hechos 3:17-42.  Versículo del día: hechos 3:29.

MEDITACIÓN DIARIA

Cuántas veces nos sentimos cohibidos de hablar la Palabra de Dios porque pensamos que no es el momento adecuado o porque creemos que se va a ser el ridículo, que nadie va a poner atención, etc. Si eso nos pasa aquí en Occidente donde todavía podemos compartir el mensaje de salvación, ¿qué tal que estuviésemos en países orientales, que el hablar de Cristo se paga con la pena de muerte? Se nos olvida que es un mandato del Señor, y que, si el Señor lo dijo y mandó, es Él quien nos respaldará. La Palabra de Dios nunca regresa vacía: “así es también la palabra que sale de mi boca: No volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo deseo y cumplirá con mis propósitos” (Isaías 55:11); ciertamente, la palabra de Dios es viva y poderosa, y más cortante que cualquier espada de dos filos. Penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta la médula de los huesos, y juzga los pensamientos y las intenciones del corazón” (Hebreos 4:12). Los apóstoles se sintieron felices de que los hubieran encarcelado y azotado por causa del Nombre de Jesús (v. 41). ¿Estaríamos dispuestos a pagar ese precio por nuestro Señor?
Teniendo en cuenta lo anterior, no dudemos en anunciar las buenas nuevas de que Jesús es el Mesías prometido (v. 42); el Salvador de la humanidad. El Señor nos defenderá y eso es lo que nos corresponde hacer.

Amado Señor: enséñanos a hablar de Ti a diestra y siniestra; a tiempo y a destiempo. Llénanos de 
tu Santo Espíritu para que hablemos tu Palabra con denuedo y sin temor alguno; que el mundo 
sepa que Eres el Rey del universo y el Señor de señores de toda gloria y majestad. Gracias bendito Señor por escuchar nuestra oración.

Un abrazo y bendiciones.

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