viernes, 17 de julio de 2020

Sigamos el ejemplo de Esteban


Mientras lo apedreaban, Esteban oraba. —Señor Jesús —decía—, recibe mi espíritu. Luego cayó de rodillas y gritó: —¡Señor, no les tomes en cuenta este pecado! Cuando hubo dicho esto, murió. 
Hechos 7:59-60. NVI.

Lectura: Hechos 7:1-60.  Versículos del día: Hechos 7: 59-60.

MEDITACIÓN DIARIA

Esteban, un hombre lleno de fe y del Espíritu Santo, hablaba con poder y hacía grandes milagros y prodigios y por esto lo arrestaron los judíos y lo llevaron ante el Consejo (Hechos 6:5-15). Él en su defensa comenzó un recuento desde Abraham haciéndolos reflexionar en cómo eran iguales a sus antepasados en terquedad y dureza de corazón, resistiendo siempre al Espíritu Santo. Al oír esto se sintieron ofendidos y lo apedrearon hasta matarlo. 
Me impresionan dos cosas de Esteban antes de su muerte: entregar gozoso su espíritu al Señor y orar por sus agresores. ¡Qué bonito! Tenía plena certeza de su seguridad de salvación, que para él culminar su vida era el mejor regalo, al ir a la presencia de su Señor. Y al abogar en favor de los que lo estaban matando dio el mejor resultado porque quien recogió sus mantos y aprobó su muerte fue Saulo de Tarso. Sí; el que empezó persiguiendo a los primeros cristianos hasta que el Señor se le apareció y comenzó su ministerio, siendo tal vez, la persona más influyente en la conversión de los gentiles.
Esto nos enseña que por más que veamos con malos ojos a un pecador, para Dios existe el perdón y la restauración de vidas. Nosotros no somos los llamados a señalar y a condenar; ese papel le corresponde al Único sin mancha que puede hacerlo y si Él no lo hace, no tenemos que inmiscuirnos en los designios del Señor. Oremos:

Amado Señor: gracias por el ejemplo que nos dejó Esteban. Tu Palabra siempre nos enseña cómo actuar en las diferentes circunstancias que afrontamos. Queremos tener un corazón listo para perdonar a los que nos ofenden y tener la certeza cuando nos toque partir, que estaremos a tu lado por siempre. Me regocijo en saber que tu siervo Esteban al morir vio la gloria de Dios y a Ti Señor Jesús a su diestra. Permite que así sea nuestra ida Contigo. Gracias bendito Señor.

Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: