Todos andábamos perdidos, como ovejas; cada uno seguía su propio camino, pero el Señor hizo recaer sobre él la iniquidad de todos nosotros.
Isaías 53:6. NVI.
Lectura: Isaías
53:1-12. Versículo del día: Isaías 53:6.
MEDITACIÓN DIARIA
El profeta Isaías predijo
el sufrimiento que pasaría el Señor Jesucristo quinientos años antes de que
sucediera. Miremos algunos de los hechos: Dice que creció como vástago seco;
que no había en Él belleza ni majestad alguna; fue despreciado y rechazado por
los hombres. Hecho para el sufrimiento. Fue despreciado y no lo miramos (vv.
2-3). “Ciertamente él cargó con nuestras enfermedades y soportó nuestros
dolores, pero nosotros lo consideramos herido, golpeado por Dios, y humillado. Él
fue traspasado por nuestras rebeliones, y molido por nuestras iniquidades; sobre
él recayó el castigo, precio de nuestra paz, y gracias a sus heridas fuimos
sanados”; “Maltratado y humillado, ni siquiera abrió su boca; como cordero, fue
llevado al matadero; como oveja, enmudeció ante su trasquilador; y ni siquiera
abrió su boca” (vv. 4-5 y 7).
Todos, absolutamente
todos, hemos pecado y por consiguiente necesitamos de un Redentor. El Señor Jesucristo;
el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin, el Gran Yo Soy, hecho hombre para
recaer sobre Él, todo el peso de nuestras transgresiones: “Fue arrancado de la
tierra de los vivientes, y golpeado por la transgresión de mi pueblo” (v. 8b).
Así que, si pensabas que
la muerte de Jesús fue simplemente un acontecimiento más, estás completamente equivocado.
Todo el capítulo 53 de Isaías nos hace ver la realidad de lo que al Señor Jesús
le tocó vivir. Lo mejor de todo, lo hizo todo por amor, dejándonos el ejemplo
más maravilloso que pudo darnos. Este Mesías sufriente, dijo que volvería al final
de los tiempos como el Mesías reinante, como el Rey de reyes y Señor de señores;
Él desea que todos lleguemos al arrepentimiento y su obra sea completa para ti.
Te invito a orar así:
Jesús, amigo mío:
Ahora entiendo todo lo que pasaste por mí con la pasión y muerte tuya de manera
no solo humillante sino también denigrante. Toma mi vida de tu amor y hazme la
persona que deseas que yo sea; gracias por perdonarme y limpiarme. ¨Te amor
Señor!
Un abrazo y bendiciones.
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