Enséñanos a contar bien nuestros días, para que nuestro corazón adquiera sabiduría.
Salmo 90:12. NVI.
Lectura: Salmo
90:1-17. Versículo del día: Salmo 90:12.
MEDITACIÓN DIARIA
Es importante leer este capítulo
de la biblia porque nos damos cuenta que estamos en las manos de Dios nuestro
Creador. “Desde antes que nacieran los montes y que crearas la tierra y el
mundo, desde los tiempos antiguos y hasta los tiempos postreros, tú eres Dios”
(v. 2). Para el Señor mil años son como un día pasajero y cuando bien le
parezca decir: “vuelvan al polvo”, así será. Él arrasa a las personas como si
fueran sueños que desaparecen. Somos como la hierba que brota en la mañana,
pero en la noche desaparece. Dice el
texto también que la vida se nos va como un suspiro y que llegaremos a los
setenta o quizá a los ochenta, pero bien sabe Dios que no es fácil llevarlos
(vv. 3-10). Por eso es que tenemos que aprender a contar bien nuestros días;
saber que la vida es breve y gozarnos con el ‘hoy’, porque no sabemos si ‘el
mañana’ existirá para nosotros.
Cuando entendemos esta
enseñanza, dejamos de preocuparnos tanto por cosas que a la larga son inútiles
o pasajeras, pero a las que les ponemos mucha tinta y nos atormentamos con ellas.
Vivamos el día a día con la certeza que nuestra vida está completamente en las
manos de nuestro Dios (Salmo 31:15). Hay algo muy bonito en este Salmo: “¡Sean
manifiestas tus obras a tus siervos, y tu esplendor a sus descendientes!” (v.
16 en la lectura). Sí que nuestros hijos también vean su gloria y que el Señor
confirme a la vez, la obra de nuestras manos.
Amado Dios:
gracias porque bien sabemos que dependemos completamente de Ti. Llénanos de tu
Santo Espíritu para que seamos sabios en manejar nuestras vidas. Enséñanos a
entender la brevedad de la vida para que aprendamos a gozarnos con cosas
sencillas como la sonrisa de un niño o admirando las aves, las flores, las
montañas, el cielo o el mar. Tú, de seguro te encargarás de lo trascendental.
Gracias muchas gracias bendito Señor por el año que comienza. Lo dejamos en tus
manos. ¡Alabado seas por siempre!
Un abrazo y bendiciones.
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