jueves, 9 de enero de 2020

Hay que nacer de nuevo para obtener la vida eterna


—De veras te aseguro que quien no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios —dijo Jesús. 
Juan 3:3. NVI.

Lectura: Juan 3:1-21.  Versículo del día: Juan 3:3.

MEDITACIÓN DIARIA

El Señor Jesús hablando con Nicodemo quien era entre los fariseos un dirigente de los judíos, le da la clave para lo que es la verdadera conversión: hay que nacer de nuevo. Ante estas palabras, Nicodemo no entiende y le responde: “—¿Cómo puede uno nacer de nuevo siendo ya viejo? —preguntó Nicodemo—. ¿Acaso puede entrar por segunda vez en el vientre de su madre y volver a nacer?” (v. 4). Jesús con todo su amor y paciencia le explica: “—Yo te aseguro que quien no nazca de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios —respondió Jesús—. Lo que nace del cuerpo es cuerpo; lo que nace del Espíritu es espíritu. No te sorprendas de que te haya dicho: ‘Tienen que nacer de nuevo’. El viento sopla por donde quiere, y lo oyes silbar, aunque ignoras de dónde viene y a dónde va. Lo mismo pasa con todo el que nace del Espíritu” (vv. 5-8).
Nicodemo, maestro de Israel no logra entender el misterio de las palabras de Jesús. Sin embargo, el mismo Jesús nos deja bien claro el amor de Dios por el mundo: “Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna” (Juan 3:16). No hay la menor duda: la única manera de obtener la vida eterna es aceptando a Jesucristo en nuestras vidas. Ahí se produce el nuevo nacimiento. ¿Qué si lo entendemos? Quizá no; pero por fe lo recibimos abriéndole la puerta y dejándolo entrar (Apocalipsis 3:20). Si nunca lo has hecho, te invito para que nazcas de nuevo haciendo una pequeña oración:

Señor Jesucristo: yo te necesito; le abro la puerta de mi vida y te acepto como mi Único y Suficiente Señor y Salvador. Perdona mis pecados y hazme la persona que deseas que yo sea. Gracias por perdonarme, limpiarme y permitirme nacer de nuevo del Espíritu para obtener la vida eterna a tu lado. ¡Te alabo bendito Señor!

Un abrazo y bendiciones.

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