En este día mi devocional
será diferente, (todos los versículos referidos son tomados de la Nueva Versión
Internacional). Ha llegado el momento de hablar con mi Señor para alabarle y
adorarle por sus promesas respecto a mi vida.
Mi Señor: “Tus
ojos vieron mi cuerpo en gestación: todo estaba ya escrito en tu libro; todos
mis días se estaban diseñando, aunque no existía uno solo de ellos” Salmo
139:16. Sí mi Señor, supiste el momento exacto para engendrarme; aún hay cosas
que no entiendo, pero Tú lo sabes todo porque: “Antes de formarte en el
vientre, ya te había elegido; antes de que nacieras, ya te había apartado” Jeremías
1:4. Sé que no fue casualidad mi nacimiento y el que me buscaras. Lo hiciste
por amor a mí: “El gran amor del Señor nunca se acaba, y su compasión jamás se
agota. Cada mañana se renuevan sus bondades; ¡muy grande es su fidelidad!”
Lamentaciones 3:22-23. Me ofreces cada nuevo día, tu amor inagotable. Tú sigues
siendo igual de fiel, aunque yo no lo soy contigo. Me sigues guardando y
hablando amorosamente: “Aun en la vejez, cuando ya peines canas, yo seré el
mismo, yo te sostendré. Yo te hice, y cuidaré de ti; te sostendré y te libraré”
Isaías 46:4. “Me has dado a conocer la senda de la vida; me llenarás de alegría
en tu presencia, y de dicha eterna a tu derecha” Salmo 16:11. Te doy gracias mi
Jesús porque para Ti, sigo siendo la misma. Me sigues arrullando y amando igual
que el primer día que vine a refugiarme en tus brazos. Solo te pido hoy, en
esta fecha especial para mí, que retomes mi vida; que vuelvas a llevarme a ese primer
amor Contigo. Por favor, Dulce Jesús, no me sueltes de tu mano. Sostenme y líbrame
de todo lo que a Ti no te agrade. Dame el valor necesario para no caer en
tentación y ser fuerte. Precioso Espíritu de Dios, ¡ven! Lléname de tu presencia
y guíame por el camino recto para que no me desvíe ni a izquierda ni a derecha.
Gracias mi Buen Amigo, Señor y Dios. Gracias mi Señor y Salvador. ¡Te amo y
seguiré amándote por siempre!
Y esta es la respuesta de mi Buen Señor: “Por eso, ahora voy a seducirte: te llevaré al desierto y te hablaré con ternura. Allí devolveré tus viñedos, y convertiré el valle de la Desgracia en el paso de la Esperanza. Allí me corresponderás, como en los días de tu juventud” Oseas 2:14-15. ¡Qué hermoso Eres Amado mío!
Un abrazo y bendiciones.
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