El ayuno que he escogido, ¿no es más bien romper las cadenas de injusticia y desatar las correas del yugo, poner en libertad a los oprimidos y romper toda atadura? ¿No es acaso el ayuno compartir tu pan con el hambriento y dar refugio a los pobres sin techo, vestir al desnudo y no dejar de lado a tus semejantes?
Isaías 58:6-7. NVI.
Lectura: Isaías
58:1-14. Versículos del día: Isaías
58:6-7.
MEDITACIÓN DIARIA
En muchas ocasiones al
ayunar nos preocupamos más por adoptar una postura religiosa que en verdad
actuar sinceramente ante el Señor. No; de ninguna manera esa es la forma de
agradarle. Al Señor no le interesan nuestros sacrificios, le interesa la
actitud del corazón. Pero si ayunamos solo por demostrar lo que no somos o por
quedar bien con los demás o porque simplemente la iglesia a la que asistimos
así lo dispuso, entonces no estamos en nada. Pongamos atención a lo que nos
dice el Señor hoy en su Palabra. No sacamos nada con decir que estamos ayunando
si nos comportamos diferente a lo que decimos que creemos. Si utilizamos el
dedo acusador para señalar a los que caen o a los que llamamos enemigos; si oprimimos
al que trabaja a nuestro lado o le damos rienda suelta a la lengua maliciosa. “Ustedes
solo ayunan para pelear y reñir, y darse puñetazos a mansalva. Si quieren que
el cielo atienda sus ruegos, ¡ayunen, pero no como ahora lo hacen! ¿Acaso el
ayuno que he escogido es solo un día para que el hombre se mortifique? ¿Y solo
para que incline la cabeza como un junco, haga duelo y se cubra de ceniza? ¿A
eso llaman ustedes día de ayuno y el día aceptable al Señor?” (vv. 4-5).
Si en verdad deseamos
agradar al Señor, pongamos en práctica el dejar de ser injustos, acusadores o
criticones. Practiquemos ya que decimos ser cristianos, el ayudar al desvalido;
colaborarle al que no tiene suficiente comida ni trabajo para su hogar o su propia
vida. En una palabra, como bien resume el Señor Jesús las Buenas Nuevas de su
Evangelio: AMAR. Así con mayúscula y en negrilla para que se nos quede
grabado y entendamos que lo importante de la vida cristiana es ofrecer AMOR sin
distingo de clase, religión, raza, nacionalidad o edad.
Amado Jesús:
gracias por tu Palabra. Gracias por hacernos entender que no esperas de
nosotros sacrificio alguno sino solo dar del mismo amor que recibimos de parte Tuya.
Enséñanos a amar sin poner límite alguno al nuevo mandato dejado por Ti; que
aprendamos que el amor encierra todo lo que deseas que hagamos como verdadero
ayuno. Muchas gracias buen Señor.
Un abrazo y bendiciones.
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