Hermanos, que la gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con el espíritu de cada uno de ustedes. Amén.
Gálatas 6:18. NVI.
Lectura: Gálatas
6:11-18. Versículo del día: Gálatas
6:18.
MEDITACIÓN DIARIA
¡Qué verdad encierra este
versículo! Es la despedida del apóstol Pablo a los gálatas. Definitivamente,
Dios siendo todo un ‘Caballero’ sabe como despedirnos para que caiga la
bendición a todo nuestro espíritu.
“Porque por gracia
ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es
el regalo de Dios, no por obras, para que nadie se jacte”. (Efesios 2:8-9). La
fe en Cristo Jesús. El hecho de creer en Él como nuestro suficiente Señor y
Salvador personal. Esa es la bendita gracia; o sea el regalo, la dádiva de la
salvación que nos motiva a empezar una nueva vida con Cristo inundando todo
nuestro ser.
La fe en Cristo: “Jesucristo
es ‘la piedra que desecharon ustedes los constructores, y que ha llegado a ser
la piedra angular’. De hecho, en ningún otro hay salvación, porque no hay bajo
el cielo otro nombre dado a los hombres mediante el cual podamos ser salvos”
(Hechos 4:11-12); “que, si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees
en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo” (Romanos
10:9); “y, consumada su perfección, llegó a ser autor de salvación eterna para
todos los que le obedecen” (Hebreos 5:9). Si lo amamos debemos someternos a Él.
Recordemos en especial lo siguiente: “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón,
con todo tu ser y con toda tu mente —le respondió Jesús—. Este es el primero y
el más importante de los mandamientos. El segundo se parece a este: Ama a tu
prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los
profetas.” (Mateo 22:37-40). La ley queda resumida en estos dos mandatos. Y “Este
mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros. Así como yo los he
amado, también ustedes deben amarse los unos a los otros” (Juan 13:34). El mensaje
de Jesús se basa en el amor. Como conclusión: vivamos la gracia practicando el
amor.
Señor Jesús: así
como nos amaste, enséñanos a amar a los demás. Permite que dejemos el orgullo,
la prepotencia, la envidia, la avaricia y nos concentremos a dar el mismo amor
que Tú nos diste. Que todo nuestro ser irradie amor. Gracias por tu gracia
derramada sobre nosotros amado Señor. ¡Te adoramos!
Un abrazo y bendiciones.
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