Hoy les ha nacido en la Ciudad de David un Salvador, que es Cristo el Señor.
Lucas 2:11. NVI.
Lectura: Lucas 2:8-20. Versículo del día: Lucas 2:11.
MEDITACIÓN DIARIA
La misma noche del nacimiento
de Jesús, había cerca unos pastores que cuidaban sus rebaños; de repente se les
apareció un ángel y la gloria de Dios brilló alrededor de ellos. Los pastores
se asustaron, “Pero el ángel les dijo: No tengan miedo. Miren que les traigo
buenas noticias que serán motivo de mucha alegría para todo el pueblo” (v. 10).
Sí; ¡la maravillosa noticia!, dada a unos humildes pastorcitos pero que abarcaba
a toda la humanidad. El Salvador que acababa de nacer en Belén ¡es el Mesías, es
el Señor! Y por supuesto había gozo en los cielos y en la tierra: “De repente
apareció una multitud de ángeles del cielo, que alababan a Dios y decían: Gloria
a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los que gozan de su buena voluntad”
(vv. 13-14). Ante esto, los pastores se fueron de prisa a Belén y en efecto encontraron
a María, a José, y al niño acostado en el pesebre. Ellos narraron todo lo
sucedido y los que lo oyeron se admiraron de oírlos. María quedó impresionada
por todo esto y los pastores volvieron a su campo para continuar su labor. Iban
llenos de gozo alabando a Dios por lo que habían visto y oído (vv. 15-20).
Tal como estaba anunciado
en las Escrituras: “Porque nos ha nacido un niño, se nos ha concedido un hijo;
la soberanía reposará sobre sus hombros, y se le darán estos nombres: Consejero
admirable, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz” (Isaías 9:6). Este
niñito nacido humildemente es nuestro Dios verdadero y el único que puede
darnos la perfecta paz. Él es el Mesías prometido; es el que en su primera
venida sufrió llevando sobre sus hombros todo el peso del pecado de la
humanidad. Murió clavado en una cruz pero Dios el Padre lo resucitó para que
los que llegaran a creer, tuvieran vida eterna juntamente con Él. ¡Una gran noticia!
¡La mejor de las noticias! Esta no es cualquier noticia. Es la noticia que nos
da regocijo, paz y esperanza de un futuro cierto.
¡Gloria a Dios en
las alturas! Gracias bendito Dios porque a pesar de ser como somos, tuviste
misericordia dándonos a tu Único Hijo para venir a salvarnos. Gracias Señor
Jesús porque desde tu mismo nacimiento hubo alegría y regocijo en la tierra con
tu llegada. ¡Te amamos bendito Jesús! Te entregamos nuestras vidas para que hagas
de ella conforme a tu buena voluntad.
Un abrazo y ¡Felices Pascuas!
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