jueves, 1 de marzo de 2018

Búscale segundo a segundo

¡Cuánto te amo, Señor, fuerza mía! El Señor es mi roca, mi amparo, mi libertador; es mi Dios, el peñasco en que me refugio. Es mi escudo, el poder que me salva, mi más alto escondite! 
Salmo 18:1-2.
Lectura: Salmo 18:1-19.  Versículos del día: Salmo 18:1-2.

MEDITACIÓN DIARIA

Me encanta como David desborda su corazón ante Dios. Sus palabras salen desde lo profundo de su ser porque sabe que Él es su Todo. Tal era su confianza en su Señor que tan solo con invocarlo ya sabía de su protección (v. 3). Por eso lo ‘llama mi roca, mi amparo, el peñasco en que me refugio, mi escudo, mi más alto escondite’. Sus enemigos lo buscaban para matarlo y cuando ya quizá estaban al borde de encontrarlo, el Señor actuaba. “Me enredaron los lazos del sepulcro, y me encontré ante las trampas de la muerte. En mi angustia invoqué al Señor; clamé a mi Dios, y él me escuchó desde su templo; ¡mi clamor llegó a sus oídos!” (vv. 5-6).
Quizá es difícil comprender la posición de David. Solamente cuando pasamos situaciones parecidas podemos entender su angustia y agonía. Puedo decir que nuestro buen Dios es así. El mejor escondite, el inigualable guardián; además de eso he podido comprobar que es excelente abogado y médico.
Te invito para que tu relación con el Señor sea tan íntima que puedas llegar a Él como David. Seguro que esto lo complace y de hecho estará pendiente de ti. Búscale no solo diariamente; búscale momento a momento. Dios no es un Dios de solo los domingos, es de todos los días, horas, minutos y segundos. ¡Búscale! Él estará listo a ampararte.

Bendito Señor: Gracias por permitirnos entender que no estamos solos, que te tenemos a nuestro lado y eres más de lo que necesitamos. Enséñanos a depender completamente de Ti en cada circunstancia de la vida. A saber, que nada somos ni podemos si no estás llevando nuestras riendas. Gracias, muchas gracias buen Señor.

Un abrazo y bendiciones.

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