jueves, 22 de marzo de 2018

De lo vil del mundo

Como tres meses después, le informaron a Judá lo siguiente: ―Tu nuera Tamar se ha prostituido, y como resultado de sus andanzas ha quedado embarazada. ―¡Sáquenla y quémenla! —exclamó Judá. 
Génesis 39:24.

Lectura: Génesis 38:1-30. Versículo del día: Génesis 38:24.

MEDITACIÓN DIARIA

Esta es la historia de Judá hijo de Jacob y Tamar quien en realidad era su nuera. A Tamar se le murió su esposo Er y por cuestiones de la ley tuvo que casarse con Onán, hermano de Er quien también murió. Le correspondía entonces a Selá el menor tomarla como esposa pero su padre Judá no cumplió lo prometido y Tamar resolvió jugarle una mala pasada cuando supo que iría a su pueblo. Se vistió como prostituta, se acostó con él y quedó embarazada. Entonces Tamar  le pidió en garantía unas prendas supuestamente como pago, pero con la intención de mostrarlas cuando supiera que estaba embarazada. A eso se refiere el versículo del día.
Del relato me impresionan varias cosas: la primera que Judá le desobedeció a Dios por casarse con mujeres extranjeras (v. 2); luego la actitud de Onán frente a la situación por lo cual Dios le quitó la vida también; el versículo me recuerda la poesía de Juana Inés de la Cruz: “Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón, sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis”. Pero lo que más me impacta es que del hijo nacido por ese pecado o sea de Fares, viene la genealogía de Jesús. Creo que Dios en su infinita sabiduría actuó de ese modo primero que todo para que se cumplieran las profecías respecto al Salvador del mundo “pero el Señor hizo recaer sobre él la iniquidad de todos nosotros” (Isaías 53:6). Y segundo, precisamente para mostrarnos la necesidad del hombre para ser salvo. El Señor Jesús se llevó en esa cruz el pecado no solo de Judá y Tamar sino el de toda la humanidad. El hombre caído siempre actuará de acuerdo a su naturaleza pecaminosa. Separados de Dios el mal vence sobre el bien.
Gracias a Dios porque precisamente por reconocer en Jesús su obra redentora, es que ahora tenemos acceso a nuestro Papito Dios y a la vida eterna. Mi llamado es para ti mi amigo(a), si lo no conoces es el momento de hacerlo; entrégale tu vida y te aseguro que jamás te arrepentirás. Dile así:

Señor Jesús, reconozco que soy pecador; hoy te entrego mi vida para que seas mi Señor y Salvador personal. Hazme la persona de acuerdo a tu santa voluntad. Gracias por perdonar mis pecados y saber que Contigo tendré una vida plena a tu lado. Amén.



Un abrazo y bendiciones.

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