Que también te dé, a ti
y a tu descendencia, la bendición de Abraham, para que puedan poseer esta
tierra donde ahora vives como extranjero, esta tierra que Dios le prometió a
Abraham.
Génesis 28:4.
Lectura: Génesis
28:1-9. Versículo del día: Génesis 28:4.
MEDITACIÓN DIARIA
Con estas palabras de
bendición, Isaac despidió a Jacob quien iba a la tierra de su tío Labán no solo
huyendo de Esaú sino buscando también una esposa para él. Los capítulos
anteriores relatan cómo Esaú por un guiso de lentejas, le vendió la
primogenitura a Jacob. Igual, la manera en que, dirigido por Rebeca, su madre,
se ingenió la artimaña para que fuera bendecido por su padre Isaac. La
bendición solamente se le daba al primogénito y esta le correspondía a Esaú,
pero Jacob se la arrebató (Génesis 27:27-29). Por eso huyó Jacob hacia Padán Aram, a casa de
Betuel, su abuelo materno (vv. 1-2), porque Esaú quería matarlo.
La promesa se cumplió en
el tiempo en que Dios tenía dispuesto. No debemos dudar de nuestro buen Dios
porque si Él lo dijo lo cumplirá. Esta promesa fue dada desde Abraham pasando a
Isaac y a Jacob. ¡Cuántos años no transitaron hasta ver los descendientes de
Jacob la tierra prometida! Muy seguramente habrá promesas que no veremos con
nuestros ojos, pero que se cumplirán después de nuestra partida.
Por ahora concentrémonos
en aprender a bendecir a nuestros hijitos aun desde pequeños, pero de una
manera especial cuando se casen o tengan que alejarse de casa para hacer su
vida independiente. ¡Qué importante es que los padres bendigan a los hijos!
Como padres cristianos debemos tener presente ese deber que se convierte en
necesidad. Y no solamente al primogénito, es necesario bendecirlos a todos.
Dios tiene muy en cuenta las palabras de los padres y los respaldará siempre.
Amado Señor: Gracias por
enseñarnos la importancia que tenemos como padres en bendecir a cada uno de los
hijitos que nos has regalado. Gracias Señor porque es un privilegio que nos
concedes respaldado por Ti. Ponemos esos bellos regalos en tus manos y a la vez
los bendecimos junto con sus descendientes. ¡Te alabamos buen Dios!
Un abrazo y bendiciones.
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