viernes, 2 de marzo de 2018

Es importante bendecir a nuestros hijos


Que también te dé, a ti y a tu descendencia, la bendición de Abraham, para que puedan poseer esta tierra donde ahora vives como extranjero, esta tierra que Dios le prometió a Abraham. 

Génesis 28:4.


Lectura: Génesis 28:1-9.  Versículo del día: Génesis 28:4.

MEDITACIÓN DIARIA

Con estas palabras de bendición, Isaac despidió a Jacob quien iba a la tierra de su tío Labán no solo huyendo de Esaú sino buscando también una esposa para él. Los capítulos anteriores relatan cómo Esaú por un guiso de lentejas, le vendió la primogenitura a Jacob. Igual, la manera en que, dirigido por Rebeca, su madre, se ingenió la artimaña para que fuera bendecido por su padre Isaac. La bendición solamente se le daba al primogénito y esta le correspondía a Esaú, pero Jacob se la arrebató (Génesis 27:27-29). Por eso huyó Jacob hacia Padán Aram, a casa de Betuel, su abuelo materno (vv. 1-2), porque Esaú quería matarlo.
La promesa se cumplió en el tiempo en que Dios tenía dispuesto. No debemos dudar de nuestro buen Dios porque si Él lo dijo lo cumplirá. Esta promesa fue dada desde Abraham pasando a Isaac y a Jacob. ¡Cuántos años no transitaron hasta ver los descendientes de Jacob la tierra prometida! Muy seguramente habrá promesas que no veremos con nuestros ojos, pero que se cumplirán después de nuestra partida.
Por ahora concentrémonos en aprender a bendecir a nuestros hijitos aun desde pequeños, pero de una manera especial cuando se casen o tengan que alejarse de casa para hacer su vida independiente. ¡Qué importante es que los padres bendigan a los hijos! Como padres cristianos debemos tener presente ese deber que se convierte en necesidad. Y no solamente al primogénito, es necesario bendecirlos a todos. Dios tiene muy en cuenta las palabras de los padres y los respaldará siempre.

Amado Señor: Gracias por enseñarnos la importancia que tenemos como padres en bendecir a cada uno de los hijitos que nos has regalado. Gracias Señor porque es un privilegio que nos concedes respaldado por Ti. Ponemos esos bellos regalos en tus manos y a la vez los bendecimos junto con sus descendientes. ¡Te alabamos buen Dios!

Un abrazo y bendiciones.                                                                            

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