sábado, 31 de marzo de 2018

Estas señales también son para ti


Desde el mediodía y hasta la media tarde toda la tierra quedó en oscuridad. Como a las tres de la tarde, Jesús gritó con fuerza: ―Elí, Elí, ¿lama sabactani? que significa: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? 
Mateo 27:45-46. NVI.

Lectura: Mateo 27:25-56.  Versículos del día: Mateo 27:45-46.

MEDITACIÓN DIARIA

Las señales de Dios Padre para que nadie dudara sobre la procedencia y misión de su Hijo. No solamente la tierra quedó en completa oscuridad, sino, además: “En ese momento la cortina del santuario del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. La tierra tembló y se partieron las rocas.  Se abrieron los sepulcros, y muchos santos que habían muerto resucitaron. Salieron de los sepulcros y, después de la resurrección de Jesús, entraron en la ciudad santa y se aparecieron a muchos” (vv. 51-53).
Así que en el templo existía el Lugar Santísimo separado del Lugar Santo con una cortina. Al Lugar Santísimo solo podía entrar el sacerdote a ofrecer el sacrificio por los pecados. Con la muerte del Cordero de Dios ya no hay necesidad de más sacrificios. Jesús vino primero que todo a salvar al pueblo judío, pero ellos lo rechazaron: “Vino a lo que era suyo, pero los suyos no lo recibieron” (Juan 1:11); ahora se ha convertido en la piedra angular, porque de hecho en ningún otro hay salvación (Hechos 4:11-12). Él, ya pagó por todos los pecados de la humanidad; por eso el velo del templo con su muerte se rasgó en dos. Ahora por su muerte tenemos acceso directo al Padre ¡Gloria a Dios! Fue tan contundente lo sucedido ese día en el Calvario que: “Cuando el centurión y los que con él estaban custodiando a Jesús vieron el terremoto y todo lo que había sucedido, quedaron aterrados y exclamaron: ―¡Verdaderamente este era el Hijo de Dios!” (v. 54 en la lectura).
Estas señales también son para ti. Tú no lo presenciaste, pero la Biblia que es Palabra de Dios dice: “Esta es la palabra de fe que predicamos: que, si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para ser justificado, pero con la boca se confiesa para ser salvo” (Romanos 10:9-10). No desprecies una salvación tan grande. Te invito a orar así:

Señor Jesucristo: Hoy confieso con mi boca creyendo en mi corazón que todo lo sucedido hace dos mil años en la cruz del Calvario fue para abrirme el camino hacia mi salvación. Jesús, te necesito, te entrego mi vida, perdona mis pecados y hazme la persona que deseas que yo sea.  Gracias por todo lo que hiciste por mí al morir y llevar encima el peso de mi transgresión y gracias por perdonarme, limpiarme y darme el derecho a la vida eterna. Amén.

Un abrazo y bendiciones.

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