Entonces Jacob se puso a orar: Señor, Dios de mi abuelo Abraham y de mi padre Isaac, que me dijiste que regresara a mi tierra y a mis familiares, y que me harías prosperar: realmente yo, tu siervo, no soy digno de la bondad y fidelidad con que me has privilegiado. Cuando crucé este río Jordán, no tenía más que mi bastón; pero ahora he llegado a formar dos campamentos.
Génesis 32:9-10. NVI
Lectura: Génesis
32:1-21. Versículos del día: Génesis
32:9-10.
MEDITACIÓN DIARIA
Jacob siguió el ejemplo
de su padre Isaac y siempre se postraba ante el Señor para clamarle por
diferentes situaciones que lo afligían. Aquí lo vemos orando después de salir
de la casa del tío Labán pero en obediencia a Dios quien le había dicho que
volviera a la tierra de su padre (Génesis 31:3).
Creo que eso es lo que
siempre tenemos que hacer: pedirle a Dios la dirección en todo asunto que nos aqueje y aun en los buenos también. La relación
con el Señor es tan importante que debe estar presente en todas las áreas de nuestra vida y poner ante sus píes todo cuanto hagamos, cuanto deseamos y todo cuanto cargamos. Esa relación para
mí, es la que encierra el amor verdadero hacia Dios: con todo el corazón, con
toda el alma, con toda la mente y con todas las fuerzas. Es que no nos pide
Dios una parte, nos pide todo.
Amado Señor: Todavía nos
cuesta entregarte nuestro todo. Permite que tu Palabra se adhiera de tal modo
que no dudemos ni por un instante en quien hemos creído. Gracias Señor porque
eres nuestra fortaleza y nuestro refugio. ¡Gloria por siempre a tu Nombre!
Un abrazo y bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario