Por causa de José, el Señor bendijo la casa del egipcio Potifar a partir del momento en que puso a José a cargo de su casa y de todos sus bienes. La bendición del Señor se extendió sobre todo lo que tenía el egipcio, tanto en la casa como en el campo.
Génesis 39:5. NVI
Lectura: Génesis 39:1-23. Versículo del día: Génesis 39:5.
MEDITACIÓN DIARIA
El capítulo nos habla la historia de José, hijo de Jacob
en casa de Potifar funcionario del faraón, donde llegó después de que sus
hermanos lo vendieron. Allí se ganó la confianza de Potifar y éste lo nombró
mayordomo y administrador de todos sus bienes (vv. 1-4). El hecho de estar José,
un hombre justo en esa casa, sirvió para que Dios la bendijera y prosperara en
todo. Más tarde, cuando Potifar estaba ausente, su esposa quien se enamoró de
José lo acusó de querer acostarse con ella solamente porque él rehusó de hacerle
ese daño a su patrón. José fue a parar a la cárcel por este hecho y también
allí, el Señor estaba con él e hizo que se ganara la confianza del guardia de
la cárcel, el cual puso a José a cargo de todos los prisioneros y de todo lo
que allí se hacía (vv. 10-23).
Es importante observar cómo Dios bendice el trabajo y
aun la empresa donde una persona labora, cuando ésta es de su agrado porque le
teme y le obedece. Pero fijémonos bien que Dios lo bendijo porque José a pesar
de la tentación no cayó; dio testimonio como hombre de Dios que era. Esto nos deja
una gran lección: Dios bendice la obediencia a Él. José no solamente hizo prosperar
la casa de Potifar sino también todo cuanto se hacía en la cárcel. Tú puedes
ser igualmente bendición en el sitio que Dios te ha puesto; tal vez sin saberlo
ya lo eres. Pero recuerda que es una respuesta a tu testimonio.
Infortunadamente se oyen muchas quejas de cristianos que cuando van a laborar
lo que menos demuestran es ser lo que dicen. Pregúntate si estás siendo
bendición para tu empresa; si estás trabajando con responsabilidad y con ética
dejando una huella positiva o, al contrario, llegas tarde, pierdes tiempo,
llevas para casa objetos de tu oficina, no acatas las órdenes del jefe, hablas
mal de ellos, etc. Pídele al Espíritu Santo que te redarguye y si es necesario
confiesa tu pecado a Dios para que te restaure y empieces a caminar allí como
persona que conoce al Señor y quiere dar lo mejor.
Amado Señor: muchas gracias por tu amor hacia nosotros. Gracias por tenernos en cuenta en las instituciones donde nos movemos y laboramos. Perdona las veces que no hemos sido testimonio y permite que de ahora en adelante nos comportemos como verdaderos hijos tuyos. Bendice las empresas que nos han abierto sus puertas para permitirnos trabajar en ellas. Queremos ser artífices de bendición en cada una. ¡Gracias, muchas gracias buen Señor!
Un abrazo y bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario