Había mucha gente que tendía sus mantos sobre el camino; otros cortaban ramas de los árboles y las esparcían en el camino. Tanto la gente que iba delante de él como la que iba detrás gritaba: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!
Mateo 21-8-9.
Lectura: Mateo
21:1-11. Versículos del día: Mateo
21:8-9.
MEDITACIÓN
DIARIA
Jesús entró en
su amada Jerusalén montado en un pollino tal cual lo decía la profecía (vv.
4-5). La multitud quiso clamarlo y por esto le pusieron una especie de
‘alfombra roja’ hecha con ramas de árboles, al tiempo que lo proclamaban como
hijo de David. La palabra ‘hosanna’ en hebreo significa ‘sálvanos’. Entonces
esta multitud lo estaba reconociendo como el Salvador gritando con júbilo y
batiendo sus palmas. El Evangelio de Lucas nos complementa el suceso
diciéndonos que sus discípulos también se animaron y comenzaron a alabar a
Dios. Algunos fariseos quienes se las daban de religiosos, le pidieron a Jesús
que callara a sus discípulos: “Pero él respondió: Les aseguro que, si ellos se
callan, gritarán las piedras” (Lucas 19:37-40).
Buena lección y reflexión
para nosotros los cristianos. Batimos palmas al Señor y lo proclamamos como
nuestro Salvador; pero ¿cuántas veces callamos sin pregonar que Él es el
Salvador del mundo? O ¿Cuántas otras le hemos alabado y adorado para más tarde
salir a negarlo? Quizá también nos hemos envuelto en una religiosidad que nada
tiene que ver con el verdadero cristianismo. Hoy tú decides: ¿lo pregonas como
Rey, Señor y Salvador? O te silencias ante un mundo que necesita que se le
hable de un Dios que perdona pecados y salva a la gente de las garras del
infierno. ¡Proclamemos al Salvador! Que nuestro canto sea un verdadero
¡Hosanna!
Señor Jesús: La
verdad de tu Palabra nos deja avergonzados ante Ti. No tenemos excusa alguna
para no compartir tu mensaje de salvación. Criticamos al pueblo judío y somos
exactamente como ellos. Señor, perdónanos; queremos ser en realidad tus
embajadores aquí en la tierra. Muchas gracias por escucharnos buen Dios y
Señor. ¡Hosanna en las alturas!
Un abrazo y
bendiciones,
Dora C.
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