A ti, Señor, elevo mi alma; mi Dios, en ti confío; no permitas que sea yo humillado, no dejes que mis enemigos se burlen de mí.
Salmo 25:1-2.
Lectura: Salmo
25:1-22. Versículos del día: Salmo
25:1-2.
MEDITACIÓN DIARIA
Creo que David estaba
pasando uno de esos días en que todo era oscuro y recurre al único que podría
tenderle su mano. Siempre me ha parecido David un hombre muy sincero. Se
dirigía al Señor hablándole con el corazón y no escatimaba el más mínimo
detalle; todo se lo hacía conocer a su Señor.
Por eso le dice: “Quien en ti pone su esperanza jamás será avergonzado”
(v. 3). Y humillándose ante Él le pide: “hazme conocer tus caminos; muéstrame
tus sendas. Encamíname en tu verdad,
¡enséñame! Tú eres mi Dios y Salvador; ¡en ti pongo mi esperanza todo el día!”
(vv. 4b y 5).
Así es: si durante todo
el día no estamos en sus manos, no creo fácil el pasar las dificultades que en
ocasiones nos llegan como una tromba y no sabemos para dónde coger. En la
confusión podemos irnos por caminos equivocados, por eso es mejor que sea el
Señor mismo quien nos los enseñe, para andar en su verdad y gozarnos con la
esperanza que nos hace renacer en cada nuevo amanecer.
Amado Señor: Mi
esperanza está en Ti. Permite también que mi integridad y rectitud sean mi
protección. Yo solo puedo confiar en tu poder y eres el único que en verdad
conoce mi corazón. Quiero ir de tu mano Señor; por favor no me dejes desviar de
tu camino.
Un abrazo y
bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario