miércoles, 19 de octubre de 2016

Amor incondicional

En esto consiste el amor: en que pongamos en práctica sus mandamientos. Y éste es el mandamiento: que vivan en este amor, tal como ustedes lo han escuchado desde el principio.  
2 Juan 1:6.

Lectura: 2 Juan 1:1-13.  Versículo del día: 2 Juan 1:6.

MEDITACIÓN DIARIA

Bien lo dijo el Señor durante su ministerio aquí en la tierra: que el primer mandamiento era amar a Dios sobre todas las cosas y el segundo parecido, amar al prójimo como a nosotros mismos (Mateo 22:37-38). Y es que a lo largo del Nuevo Testamento se nos habla mucho sobre este amor que debemos ofrecerle aun a nuestros enemigos. La Ley del Talión quedó anulada con las palabras del mismo Señor Jesucristo al enseñarnos: “Ustedes han oído que se dijo: “Ojo por ojo y diente por diente. Pero yo les digo: No resistan al que les haga mal. Si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, vuélvele también la otra. Si alguien te pone pleito para quitarte la capa, déjale también la camisa. Si alguien te obliga a llevarle la carga un kilómetro, llévasela dos. Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no le vuelvas la espalda” (Mateo 5:38-42). Y ahí mismo prosigue con lo siguiente: “Ustedes han oído que se dijo: “Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo.” Pero yo les digo: Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen (Mateo 5:43-44). El Señor nos hace caer en cuenta de que si solamente amamos a los que nos aman, no estamos haciendo nada. El detalle está en amar a los que nos hacen daño, de la misma manera que amamos a los hermanos.
Creo que el Señor es muy explícito con este mandato y lo que hace el apóstol Juan en la lectura de hoy es prácticamente recordarnos esto para que no tengamos excusa y lo pongamos en práctica. Dios nos exige un amor incondicional.

Señor Jesús: Bajo ningún pretexto podemos argumentar que no amamos a tal persona porque tu mandato ha sido claro y conciso. Practicando este amor llegaremos a la perfección y eso es lo que deseas que seamos como el Padre celestial lo es. Queremos no defraudarte y practicar el verdadero amor; no solamente porque nos lo ordenas sino porque también nos diste ese ejemplo al morir por los pecadores. ¡Gracias buen Señor!  

Un abrazo y bendiciones.

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