sábado, 29 de octubre de 2016

No hay que desafiar a Dios

Pero aun si nuestro Dios no lo hace así, sepa usted que no honraremos a sus dioses ni adoraremos a su estatua. 
Daniel 3:18.

Lectura: Daniel 3:1-30.  Versículo del día: Daniel 3:18.

MEDITACIÓN DIARIA

Los amigos de Daniel, que también eran consejeros del rey Nabucodonosor fueron arrojados a un horno hirviendo, por rechazar el adorar la estatua que había mandado erigir. Ellos firmemente defendiendo su fe, no les dio temor responderle al rey: “¡No hace falta que nos defendamos ante Su Majestad! Si se nos arroja al horno en llamas, el Dios al que servimos puede librarnos del horno y de las manos de Su Majestad” (vv. 16-17). Nabucodonosor les había injuriado en que si no obedecían, no habría dios capaz de librarlos de sus manos. Definitivamente a Dios no se le puede retar. Conocemos muchos casos en los que cuando las personas lo desafían, Dios demuestra su poder. Recordemos el caso del ‘Titanic’, su creador dijo que ni Dios hundiría ese barco y ya sabemos qué le sucedió. El cantante de los Beatles Jhon Lennon dijo que ellos eran más famosos que Jesús y después le dispararon seis veces. Marilyn Monroe, le dijo a Billy Graham que ella no necesitaba a su Dios y una semana más tarde fue hallada muerta en su apartamento. Y así como ellos, hay otros casos. Dios demuestra su soberanía y poder ante los incrédulos para callarles la boca.
Nabucodonosor, al darse cuenta que en el horno había cuatro personas, los tres más un ángel del Señor, ordenó que los sacaran y para su sorpresa ni siquiera olían a humo ni estaban chamuscados sus cabellos (vv. 24-27). El hombre poderoso y arrogante tuvo que reconocer a Dios en ese momento: “¡Alabado sea el Dios de estos jóvenes, que envió a su ángel y los salvó! Ellos confiaron en él y, desafiando la orden real, optaron por la muerte antes que honrar o adorar a otro dios que no fuera el suyo” (v. 28). Los papeles se invirtieron y ahora Él como rey daba la orden para que en todo su reino se descuartizara a quien hablara mal del Dios de los judíos y tuvo que reconocer su grandeza: “¡No hay otro dios que pueda salvar de esta manera!” (v. 29c).
Personalmente considero que se avecinan tiempos difíciles para los cristianos. Entonces, aprendamos a ser radicales en nuestra fe, que Dios se encargará de lo que sigue.

Amado Señor: Te pedimos que en el momento de una dura prueba, nos des el valor y la capacidad humana para traspasar esa situación. Enséñanos a depender de Ti de tal modo que seamos capaces si es necesario de sufrir la muerte física, sabiendo que inmediatamente estaremos Contigo en tu gloria.

Un abrazo y bendiciones.
 

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