lunes, 10 de octubre de 2016

Somos generadores de cambio

Nadie les gana en cuanto a hacer lo malo; funcionarios y jueces exigen soborno. Los magnates no hacen más que pedir, y todos complacen su codicia. 
Miqueas 7:3.

Lectura: Miqueas 7:1-7.  Versículo del día: Miqueas 7:3.

MEDITACIÓN DIARIA

El profeta Miqueas nos habla aquí de la corrupción de la sociedad y eso es lo que vemos en la actualidad. Creo sin temor a equivocarme que no solamente en nuestros países del tercer mundo se ve este flagelo porque igual en las naciones más poderosas, los funcionarios públicos también hacen de las suyas por su avaricia y deshonestidad.
A la hora de la verdad, lo que sucede es que se nota más en países en vías de desarrollo porque los dineros que son para el bienestar común como educación, salud, vivienda se desvían hacia los bolsillos de los corruptos. Por el amor al dinero: “Todos tratan de matar a alguien, y unos a otros se tienden redes” (v. 2b). Dice aquí en la lectura que incluso es difícil confiar en alguien porque el corazón está tan entenebrecido que aconseja no creer en el prójimo, ni en la esposa ni en la nuera.
Sin embargo, esto me hace recapacitar y pensar que después de que el Señor Jesucristo vino al mundo, todo ha sido cambiado para los que creemos en Él. Con Cristo tenemos vida nueva y las cosas de antaño han quedado atrás. El Señor nos manda no solo amar a nuestros enemigos y orar por los que nos persiguen, sino también a ser íntegros en nuestro actuar. Considero que somos portadores tanto de buenas noticias, como de ejemplo que brille en medio de la oscuridad que reina. Sí, determinantemente sí: los cristianos tenemos que ser generadores de cambio. Nuestro testimonio debe ser tal, que motive a otros a seguir al Señor. Dice el dicho que ‘una sola golondrina no hace verano’, por eso la actitud de toda la Iglesia, de cada uno de los comprometidos con Cristo, tendrá que ser de un cambio radical.

Amado Señor: muchas gracias por tu enseñanza en este día. No sacamos nada con seguir criticando y criticando. Permite que de ahora en adelante no hablemos tanto y actuemos mejor como personas, ciudadanos y como hermanos en el Señor. Gracias porque sabemos lo importante que es nuestro modo de vida frente a la sociedad que estamos enfrentando. Enséñanos a ser sal, luz y levadura en medio de ella. ¡Gracias buen Dios!

Un abrazo y bendiciones.

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