viernes, 27 de febrero de 2015

Libres para adorar y servir a Dios




El Señor le ordenó a Moisés: Ve a advertirle al faraón que así dice el Señor: Deja ir a mi pueblo para que me rinda culto. 
Éxodo 8:1.


Lectura: Éxodo 8:1-15.  Versículo del día: Éxodo 8:1.

MEDITACIÓN DIARIA

Otras versiones dicen: “Deja ir a mi pueblo para que me sirva”. El servicio está unido a la adoración. “Adora al Señor tu Dios y sírvele solamente a él” (Mateo 4:10). Por cuatrocientos años el pueblo de Israel estaba sometido a la esclavitud egipcia y Dios requiere su liberación para que vayan a  adorarle. Igualmente ahora el Señor pretende sacarnos de la esclavitud del pecado, para que seamos verdaderamente libres, con el fin de que le adoremos y sirvamos. Nadie puede dar excusa alguna para no servirle porque hay muchísimas maneras de hacerlo. Personalmente considero que servir al Señor no es exclusivamente estar involucrado en un ministerio dentro de la iglesia; es colocar a disposición del Señor los dones y talentos que se tengan. Toda persona tiene sus dones personales que al conocer al Señor debe empezar a ponerlos sobre su mesa con el ánimo de servirle como Él desea que lo hagamos. El servicio es una manera también de rendirle adoración.
No por el hecho de decir que se es ateo, inconverso, indiferente hacia Dios o religioso, se está libre de pecado. Todos hemos pecado (Romanos 3:23), y el pecado de una manera u otra nos ata y nos lleva a depender bien sea de personas, vicios o ídolos. Quizá ni siquiera se percibe, porque Satanás como buen engañador cumple bien su cometido.   
Nos libramos de la esclavitud del pecado por el poder regenerador del Espíritu Santo, desde el mismo momento en que entregamos a Jesús nuestras vidas. Solo a través del Señor Jesucristo podemos ser verdaderamente libres (Juan 8:32) y así levantarnos para adorar y servir a nuestro Dios.

Amado Señor: Cuántas veces de una manera u otra te has acercado para decirme que deseas que te adore y he sido indiferente a tu llamado. Hoy quiero poner mi vida a tu disposición para que me desates completamente del pecado arraigado en mí y pueda levantarme a adorarte y servirte como mereces.

Un abrazo y bendiciones.

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