Naamán se enfureció y se fue, quejándose: ¡Yo creí que el profeta saldría a recibirme personalmente para invocar el nombre del Señor su Dios, y que con un movimiento de la mano me sanaría de la lepra!2 Reyes 5:11.
Lectura: 2 Reyes
5:1-19. Versículo del día: 2 Reyes 5:11.
MEDITACIÓN DIARIA
Naamán era un hombre
prestigioso en Siria; era el jefe del ejército del rey y por consiguiente,
influyente. Este hombre tenía lepra y por insinuación de una muchacha israelita,
resultó yendo a Samaria para que el profeta Eliseo lo sanara de la lepra. Eliseo muy tranquilo, no salió a recibirlo
sino que le mandó la razón que fuera a bañarse al río Jordán y se zambullera
allí siete veces, entonces quedaría limpio.
Esto le pareció tonto e irónico a Naamán y protestó diciendo: “¿Acaso
los ríos de Damasco, el Abaná y el Farfar, no son mejores que toda el agua de
Israel? ¿Acaso no podría zambullirme en ellos y quedar limpio? Furioso, dio
media vuelta y se marchó” (v. 12). Sus
criados lo hicieron recapacitar y bajó al río y se sumergió siete veces como lo
había mandado el profeta (vv. 13 y 14). “¡Y
su piel se volvió como la de un niño, y quedó limpio!” (v. 14b). Su sanidad, le
permitió reconocer que no hay Dios igual al del pueblo de Israel y empezó a
mirar a Dios con otros ojos, deseando ofrecerle holocaustos solo a Él (v. 17).
Meditando en la lectura
podemos concluir varias cosas: una; que Dios a través de sus servidores, actúa,
pero no al modo que nosotros impongamos, sino al suyo. También aprendemos que la obediencia es
indispensable para alcanzar los favores de Dios. Y la tercera es lo que sucede
siempre: ‘Creo porque vi’. De todas
maneras, el Señor es tan misericordioso que acepta, así sea de ese modo,
lleguemos a sus píes.
Aprendamos a no
subvalorar los milagros del Señor. Que la lectura nos sirva para entender la
soberanía de Dios y que ante Él no somos absolutamente nadie. Lo bonito sería creer porque simplemente Dios es
el Todopoderoso, el Dios verdadero, y no necesitar de milagros para creer en Él; “dichosos los que
no han visto y sin embargo creen”. (Juan 20:29b).
Amado Señor: Muchas
gracias por permitirnos comprender que los hijos tuyos son instrumentos en tu
mano y que a través de ellos te glorificas para dar a conocer tu Nombre. Gracias porque tú eres el Amo y nosotros tus
siervos; enséñanos a obedecerte con humildad para recibir tus favores.
Un abrazo y
bendiciones.
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