jueves, 5 de septiembre de 2013

Al Cordero inmolado




Digno eres de recibir el rollo escrito y de romper sus sellos, porque fuiste sacrificado,     y con tu sangre compraste para Dios gente de toda raza, lengua, pueblo y nación.  
 Apocalipsis 5:9.


Lectura: Apocalipsis 5:1-14.  Versículo del día: Apocalipsis 5:9.

MEDITACIÓN DIARIA

A la pregunta del ángel sobre quién era digno de abrir el rollo que tenía en la mano Dios Padre, y no encontrar a nadie que lo mereciera, el apóstol Juan se pone a llorar  (vv. 2-4). Uno de los ancianos dijo entonces: “¡Deja de llorar, que ya el León de la tribu de Judá, la Raíz de David, ha vencido! Él sí puede abrir el rollo y sus siete sellos” (v. 5). El único que es digno de recibir el rollo y de romper sus sellos es el Cordero inmolado porque con su sangre redimió a toda la humanidad sin distingo de raza, lengua, o nación. La salvación es para todos por igual y está dispuesta para quien quiera acogerse a ella y no la desprecie.  Un regalo tan grande no es para dejarlo a un lado, o para tenerlo como fetiche.  La salvación es creer que el Señor Jesucristo es el Cordero sacrificado y que solo bastó ese sacrificio de una vez y para siempre (Hebreos 9:26b), sin necesidad de practicar algún otro.  Por eso mismo, los que lo conocemos y creemos en Él debemos adorarle como lo merece: “¡Al que está sentado en el trono y al Cordero, sean la alabanza y la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos!” (Apocalipsis 5:13).
La pleitesía, alabanza, adoración y honra no son solamente por un ratico ni día en especial; es cuestión de todos los días y a todas horas.  Nuestro deber es unirnos a la multitud de ángeles  para proclamarlo como lo hacen ellos, si en verdad, tenemos en alta estima tan inigualable holocausto: “¡Digno es el Cordero, que ha sido sacrificado, de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría, la fortaleza y la honra, la gloria y la alabanza!” (v. 12).

Amado Señor: Tú eres el Cordero inmolado por nuestros pecados. Muchas gracias porque eres el único digno de abrir el rollo. Tú mereces todo el poder, la riqueza, sabiduría honra, gloria y alabanza. Gracias porque en tu sangre derramada incluías completamente al género humano sin distingos de ninguna clase, para que de igual forma todos alcancen la salvación.  

Un abrazo y bendiciones. 

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