Yo me acuesto, me duermo y vuelvo a despertar, porque el Señor me sostiene.Salmo 3:6.
Lectura: Salmo
3:1-8. Versículo del día: Salmo 3:6.
MEDITACIÓN DIARIA
Gracias a Dios que
teniendo nuestra mirada fija en Él, las preocupaciones son más llevaderas y que
aún en situaciones como las del rey David, donde los enemigos lo acechaban por
doquier, también podemos decir: “Pero tú, Señor, me rodeas cual escudo; tú eres
mi gloria; ¡tú mantienes en alto mi cabeza!” (v. 3).
Esta confianza de saber
que va rodeándonos y que no nos deja empequeñecer
ante los enemigos (los enemigos no solo son personas, son también las trampas que
el maligno nos pone en diferentes campos), es la que nos permite acostarnos y
verdaderamente descansar. Descansar
porque si nuestra carga es muy pesada, el Señor ya se ofreció a llevarla sobre
sus hombros. Descansar y apoyarnos en sus innumerables promesas que todas son
de bienestar y no de calamidad.
Los hijos de Dios
tenemos mucho de qué gloriarnos. No dejemos que el enemigo venga y nos robe el
sosiego que nos ha dado el Príncipe de paz. Y si queremos tener el mejor sueño
placentero, en vez de contar ovejitas para poder dormir, recitemos versículos
de la Biblia que contengan sus promesas para llenarnos de ellas y conciliar un
sueño apacible y celestial.
Amado Señor: Te damos
las gracias porque nos rodeas de tal manera que aún vienes a velar nuestro
descanso. Gracias porque podemos acostarnos y saber que tú, mientras dormimos,
estás guerreando por nosotros.
Un abrazo y
bendiciones.
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