viernes, 27 de septiembre de 2013

El Señor vela nuestro sueño



Yo me acuesto, me duermo y vuelvo a despertar, porque el Señor me sostiene. 
Salmo 3:6.


Lectura: Salmo 3:1-8.  Versículo del día: Salmo 3:6.

MEDITACIÓN DIARIA

Gracias a Dios que teniendo nuestra mirada fija en Él, las preocupaciones son más llevaderas y que aún en situaciones como las del rey David, donde los enemigos lo acechaban por doquier, también podemos decir: “Pero tú, Señor, me rodeas cual escudo; tú eres mi gloria; ¡tú mantienes en alto mi cabeza!” (v. 3).
Esta confianza de saber que va  rodeándonos y que no nos deja empequeñecer ante los enemigos (los enemigos no solo son personas, son también las trampas que el maligno nos pone en diferentes campos), es la que nos permite acostarnos y verdaderamente descansar.  Descansar porque si nuestra carga es muy pesada, el Señor ya se ofreció a llevarla sobre sus hombros. Descansar y apoyarnos en sus innumerables promesas que todas son de bienestar y no de calamidad. 
Los hijos de Dios tenemos mucho de qué gloriarnos. No dejemos que el enemigo venga y nos robe el sosiego que nos ha dado el Príncipe de paz. Y si queremos tener el mejor sueño placentero, en vez de contar ovejitas para poder dormir, recitemos versículos de la Biblia que contengan sus promesas para llenarnos de ellas y conciliar un sueño apacible y celestial.

Amado Señor: Te damos las gracias porque nos rodeas de tal manera que aún vienes a velar nuestro descanso. Gracias porque podemos acostarnos y saber que tú, mientras dormimos, estás guerreando por nosotros.

Un abrazo y bendiciones.

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