miércoles, 11 de septiembre de 2013

Batallemos por los nuestros



Luego de examinar la situación, me levanté y dije a los nobles y gobernantes, y al resto del pueblo: ¡No les tengan miedo! Acuérdense del Señor, que es grande y temible, y peleen por sus hermanos, por sus hijos e hijas, y por sus esposas y sus hogares. 
Nehemías 4:14.


Lectura: Nehemías 4:1-23.  Versículo del día: Nehemías 4:14.

MEDITACIÓN

En el devocional de ayer veíamos que no hay enemigo que pueda hacerle frente al Señor y esto mismo fue lo que Nehemías practicó en la reconstrucción de la muralla de Jerusalén.  Los enemigos le salieron por doquier, pero él siempre tuvo la frente en alto y su ánimo no declinó; al contrario, siguió alentando a sus trabajadores y les recordaba también por quién debían de luchar.  De igual manera considero que debemos hacerlo nosotros.  Poner toda la entereza, la voluntad, el buen trabajo y especialmente, la mirada fija en el Señor.  No solamente por nuestra convicción como cristianos, sino de manera especial por los nuestros.  El enemigo quiere vernos derrotados porque esa es su misión, pero el Señor nos manda que seamos fuertes y valientes (Josué 1:9).  En el caso de un hogar al borde de la destrucción, la consigna es no desmayar; orar, orar y orar, alabando al Señor por su poder y gloria. Olvidemos en cualquier situación la queja y cambiémosla por alabanza y adoración.  No hay nada más demoledor para Satanás que la alabanza del pueblo de Dios.
Por los nuestros: esposo(a), hijos, padres y hermanos, luchemos por sacar avante la meta trazada y no demos pie para que los enemigos tengan motivo de burla y de ofensas.  Insistamos, persistamos y no desistamos que la obra la completará totalmente nuestro Dios y Señor. Él saldrá en nuestra defensa y frustrará los planes del enemigo, como sucedió con Nehemías y sus trabajadores (vv. 15-20 en la lectura).

Amado Señor: Te damos gracias por enseñarnos a resistir frente a las adversidades que se nos presentan. Gracias porque estás a nuestro lado infundiéndonos tu amor, serenidad y valor para sostenernos, hasta llevar a feliz término lo comenzado con tu bendición.

Un abrazo y bendiciones. 

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