El Señor domina sobre todas las naciones; su gloria está sobre los cielos. ¿Quién como el Señor nuestro Dios, que tiene su trono en las alturas y se digna contemplar los cielos y la tierra?.Salmo 113:4-6.
Lectura: Salmo 113:1-9.
Versículos del día: Salmo 113:4-6.
MEDITACIÓN DIARIA
Nuestro Dios es incomparable. De ningún otro se dice que esté
sentado sobre los cielos. Él tiene su trono en las alturas y desde allí
contempla cielos y tierra observando la
obra de sus manos. Es desde sus atrios
donde ve las necesidades de las plantas, de los animales (Mateo 6:26 y 28-29), y del
ser humano. Contrario a lo que muchos
creen, sí se compadece de los pobres y afligidos: “Él levanta del polvo al pobre y saca del muladar al necesitado”
(v. 8 en la lectura).
Solamente hay que tener los ojos bien abiertos para admirar
su creación y su bondad. Hay que
aprender alabarlo desde cuando despertamos; el solo hecho de ver un nuevo día,
debe ser motivo de adoración; poner ante sus píes, las faenas diarias y
cuando llegue el tiempo del descanso dejar que nos arrulle en medio de la
noche. Todo bajo un canto de admiración y agradecimiento. No somos nada en sus manos, y sin embargo nos
inunda con su infinito amor y misericordia. “Bendito
sea el nombre del Señor, desde ahora y para siempre. Desde la salida del sol
hasta su ocaso, sea alabado el nombre del Señor” (vv. 2-3). Este es nuestro Dios, el que vela sin cesar y
domina majestuosamente sobre todas las naciones; “su gloria está sobre los cielos”. ¡Aleluya! ¡Alabado
sea el Señor!
Que el diario cotidiano se transforme en alabanza para quien
es el Dueño y Señor de nuestra vida.
Amado Dios: Queremos despertar al nuevo día, con el corazón
rebosante de gratitud y alegría. Eres el
Excelso y Altísimo Dios sobre toda la tierra.
El único digno de toda honra y gloria por siempre.
Un abrazo y bendiciones.
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