El que habita al abrigo del Altísimo se acoge a la sombra del Todopoderoso. Yo le digo al Señor: «Tú eres mi refugio, mi fortaleza, el Dios en quien confío».Salmo 91:1-2.
Lectura: Salmo 91:1-16.
Versículos del día: Salmo 91:1-2.
MEDITACIÓN DIARIA
Qué bueno saber, que los cristianos no necesitamos una
persona como guardaespaldas para movernos de un sitio a otro, porque gozamos de
la protección completa al lado del Señor.
No quiere decir que nos iremos por los peores sitios y dar cabida para
que los malhechores actúen. Debemos ser cautelosos: pedirle al Señor sabiduría
y aprender a ser prudentes.
Todo creyente tiene a su disposición las lindas promesas de
protección que encontramos a lo largo de la Biblia; no precisamos tenerla
abierta cual agorero en este Salmo, como ocurre a menudo por personas que no
conocen al Señor. Las Escrituras no son
fetiche o amuleto; son precisamente la Palabra de Dios, que requerimos tomar
cada día para alimentarnos espiritualmente e ir más allá con ella, al
estudiarla y memorizarla para practicarla.
Debemos recurrir a la protección divina para la familia y
nuestros bienes, en nuestras oraciones
diarias y reforzarlas en cada salida que hagamos, teniendo la certeza que el
Padre celestial nos cuida en cada paso que damos durante el día (v. 9). La inseguridad y el creer que a toda hora nos
van a atracar es muestra de desconfianza hacia nuestro Dios. “Yo lo libraré, porque él se acoge a mí; lo
protegeré, porque reconoce mi nombre” (v. 14).
Amado Señor: Gracias porque tenemos en Ti al mejor Guardián
para cuidarnos y velar por nuestra integridad. Gracias porque sabemos que tu
bendita sangre nos cubre totalmente y que mandarás a tus ángeles alrededor para
que nos levanten y cuiden en el camino.
Un abrazo y bendiciones.
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