domingo, 7 de abril de 2013

La protección del Señor




El que habita al abrigo del Altísimo se acoge a la sombra del Todopoderoso.  Yo le digo al Señor: «Tú eres mi refugio, mi fortaleza, el Dios en quien confío». 
Salmo 91:1-2.


Lectura: Salmo 91:1-16.  Versículos del día: Salmo 91:1-2.

MEDITACIÓN DIARIA

Qué bueno saber, que los cristianos no necesitamos una persona como guardaespaldas para movernos de un sitio a otro, porque gozamos de la protección completa al lado del Señor.  No quiere decir que nos iremos por los peores sitios y dar cabida para que los malhechores actúen. Debemos ser cautelosos: pedirle al Señor sabiduría y aprender a ser prudentes.
Todo creyente tiene a su disposición las lindas promesas de protección que encontramos a lo largo de la Biblia; no precisamos tenerla abierta cual agorero en este Salmo, como ocurre a menudo por personas que no conocen al Señor.  Las Escrituras no son fetiche o amuleto; son precisamente la Palabra de Dios, que requerimos tomar cada día para alimentarnos espiritualmente e ir más allá con ella, al estudiarla y memorizarla para practicarla.    
Debemos recurrir a la protección divina para la familia y nuestros bienes,  en nuestras oraciones diarias y reforzarlas en cada salida que hagamos, teniendo la certeza que el Padre celestial nos cuida en cada paso que damos durante el día (v. 9).  La inseguridad y el creer que a toda hora nos van a atracar es muestra de desconfianza hacia nuestro Dios.  “Yo lo libraré, porque él se acoge a mí; lo protegeré, porque reconoce mi nombre” (v. 14).

Amado Señor: Gracias porque tenemos en Ti al mejor Guardián para cuidarnos y velar por nuestra integridad. Gracias porque sabemos que tu bendita sangre nos cubre totalmente y que mandarás a tus ángeles alrededor para que nos levanten y cuiden en el camino.   

Un abrazo y bendiciones.

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