miércoles, 3 de abril de 2013

Maldad e indecisión; o aceptación y valor




—¡Fuera! ¡Fuera! ¡Crucifícalo! —vociferaron. —¿Acaso voy a crucificar a su rey? —replicó Pilato. —No tenemos más rey que el emperador romano —contestaron los jefes de los sacerdotes. Entonces Pilato se lo entregó para que lo crucificaran, y los soldados se lo llevaron. 
Juan 19:15-16.


Lectura: Juan 19:1-27.  Versículos del día: Juan 19:15-16.

MEDITACIÓN DIARIA

Muy seguramente, en diversas ocasiones muchos han seguido tanto la opción de los judíos como la de Pilato; o al menos una de éstas.
Cuántos no diríamos: ‘si estuviese viviendo ese momento yo no lo haría’.  Sin embargo, no tenemos en cuenta que al renunciar al Señor y a su obra redentora, estamos crucificándolo, porque no le damos el valor que merece ni lo tomamos como Rey y Señor personal, creyéndonos autosuficientes y menospreciándolo como le sucedió a Pilato. Cuando negamos al Señor, estamos haciendo exactamente lo que hicieron los de aquella turba.
En resumidas cuentas, tanto los del común como los de alta posición necesitan al Salvador en sus vidas.  Del pecado y de la muerte nadie se escapa, sea rico o pobre; viejo o joven; plebeyo o aristócrata.  Todos necesitamos un Redentor y Jesús, eso fue lo que vino a hacer por nosotros.  Si no queremos crucificarlo también o pasarnos por encima, creyéndonos superiores a Él, debemos entregarle la vida: “Yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia” (Juan 10:10).  Vida con propósito y fructífera, cosechando tesoros para el cielo.

Amado Señor: Gracias por mirarnos con compasión y recibir de ti el perdón que nos da vida eterna.  Enséñanos a mirarte con ojos espirituales, sabiendo que tu pasión, muerte y resurrección fueron los artífices de la vida eterna a tu lado.

Un abrazo y bendiciones.

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