sábado, 20 de abril de 2013

La espera ansiosa de la novia



Grábame como un sello sobre tu corazón; llévame como una marca sobre tu brazo. Fuerte es el amor, como la muerte, y tenaz la pasión, como el sepulcro. Como llama divina es el fuego ardiente del amor.  
Cantares 8:6.


Lectura: Cantares 8:6-7.  Versículo del día: Cantares 8:6.

MEDITACIÓN DIARIA

No hay amor más grande que el amor de Dios.  Cantares, no solo refleja el amor entre los esposos (hombre y mujer), sino también el amor de Cristo Jesús, por su novia: la Iglesia.  El Libro de Efesios nos deja la comparación exacta; recordémoslo: “Esposas, sométanse a sus propios esposos como al Señor. Porque el esposo es cabeza de su esposa, así como Cristo es cabeza y salvador de la iglesia, la cual es su cuerpo.  Así como la iglesia se somete a Cristo, también las esposas deben someterse a sus esposos en todo.  Esposos, amen a sus esposas, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella  para hacerla santa. Él la purificó, lavándola con agua mediante la palabra, para presentársela a sí mismo como una iglesia radiante, sin mancha ni arruga ni ninguna otra imperfección, sino santa e intachable” (Efesios 5:22-27).  
Estamos sellados en el corazón de nuestro Señor. Nos ungió y selló como propiedad suya, dice 2 Corintios 1:21-22; y marcados con nombre propio: “No temas, que yo te he redimido; te he llamado por tu nombre; tú eres mío” (Isaías 43:1).  Nada ni nadie puede tumbar ese innegable amor (Romanos 8:35-39). Estaremos en las “Bodas del Cordero”, al final de los tiempos: “¡Alegrémonos y regocijémonos y démosle gloria! Ya ha llegado el día de las bodas del Cordero. Su novia se ha preparado, y se le ha concedido vestirse de lino fino, limpio y resplandeciente” (Apocalipsis 19:7-8).  ¿Te estás preparando para ese grandioso día?  ¿Has ido confeccionando tu traje de novia?  ¿No has olvidado ninguno de los atavíos con los que te adornarás?  Porque allá nos presentaremos  limpios, resplandecientes y sin mancha alguna.
Somos la novia esplendorosa que ansía ver a su Amado pronto.  ¡Ni las muchas aguas pueden apagar su amor!

Amado Señor Jesús: Como novia que anhela ver a su prometido radiante y entrañable, así te esperamos a Ti.  ¡Ven pronto Señor Jesús!

Un abrazo y bendiciones.

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