jueves, 11 de abril de 2013

Bienestar de la ciudad y bienestar nuestro




Además, busquen el bienestar de la ciudad adonde los he deportado, y pidan al Señor por ella, porque el bienestar de ustedes depende del bienestar de la ciudad. 
Jeremías 29:7.


Lectura: Jeremías 29:4-14.  Versículo del día: Jeremías 29:7.

MEDITACIÓN DIARIA

Por alguna razón el Señor permitirá que tengamos que salir del sitio donde habitualmente vivimos, hacia otros lares.  Nunca debemos verlo como una calamidad, porque quizá allí, es donde Dios permitirá que crezcamos en las diferentes áreas de nuestra vida.  Así no nos guste el lugar y más si es de nuestro agrado, nos corresponde orar por esta ciudad, “porque el bienestar de ustedes depende del bienestar de la ciudad”.
Dice más adelante: “Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza” (v.11).  Esto nos confirma que Dios nunca quiere nuestro mal; está pendiente de las situaciones y su deseo es que gocemos de bienestar pensando en nuestro futuro. “Bendito serás en la ciudad, y bendito en el campo”; “El Señor te concederá abundancia de bienes”; “El Señor abrirá los cielos, su generoso tesoro, para derramar a su debido tiempo la lluvia sobre la tierra, y para bendecir todo el trabajo de tus manos” (Deuteronomio 28:3, 11 y 12).  Donde quiera que estemos, allí brotarán las ricas bendiciones de nuestro Dios; obedezcámosle y seremos acreedores de ellas.  Nos corresponde por lo tanto, orar por esa nueva ciudad y recíprocamente entregarle también, lo que somos y tenemos.

Amado Señor: Gracias por la ciudad donde nos tienes ahora; te pedimos porque seamos artífices de la prosperidad y bienestar total de este lugar.  Permite que sembremos la semilla de tu amor donde quiera que caminemos y se reconozca que eres el Dios que provees paz, salud y medicina para los corazones afligidos.

Un abrazo y bendiciones.    

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