Además, busquen el bienestar de la ciudad adonde los he deportado, y pidan al Señor por ella, porque el bienestar de ustedes depende del bienestar de la ciudad.Jeremías 29:7.
Lectura: Jeremías 29:4-14.
Versículo del día: Jeremías 29:7.
MEDITACIÓN DIARIA
Por alguna razón el Señor permitirá que tengamos que salir
del sitio donde habitualmente vivimos, hacia otros lares. Nunca debemos verlo como una calamidad,
porque quizá allí, es donde Dios permitirá que crezcamos en las diferentes áreas
de nuestra vida. Así no nos guste el
lugar y más si es de nuestro agrado, nos corresponde orar por esta ciudad, “porque el bienestar de ustedes depende del
bienestar de la ciudad”.
Dice más adelante: “Porque
yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de
bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza”
(v.11). Esto nos confirma que Dios nunca
quiere nuestro mal; está pendiente de las situaciones y su deseo es que gocemos
de bienestar pensando en nuestro futuro. “Bendito
serás en la ciudad, y bendito en el campo”; “El Señor te concederá abundancia
de bienes”; “El Señor abrirá los
cielos, su generoso tesoro, para derramar a su debido tiempo la lluvia sobre la
tierra, y para bendecir todo el trabajo de tus manos” (Deuteronomio 28:3,
11 y 12). Donde quiera que estemos, allí
brotarán las ricas bendiciones de nuestro Dios; obedezcámosle y seremos
acreedores de ellas. Nos corresponde por
lo tanto, orar por esa nueva ciudad y recíprocamente entregarle también, lo que
somos y tenemos.
Amado Señor: Gracias por la ciudad donde nos tienes ahora; te
pedimos porque seamos artífices de la prosperidad y bienestar total de este
lugar. Permite que sembremos la semilla
de tu amor donde quiera que caminemos y se reconozca que eres el Dios que
provees paz, salud y medicina para los corazones afligidos.
Un abrazo y bendiciones.
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