Jesucristo es la piedra que desecharon ustedes los constructores, y que ha llegado a ser la piedra angular. De hecho, en ningún otro hay salvación, porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres mediante el cual podamos ser salvos.Hechos 4:11-12.
MEDITACIÓN DIARIA
El mensaje de salvación era precisamente para el pueblo judío. Ellos lo desecharon; pero nosotros estábamos presentes en la mente de Dios y gracias a esa piedra angular, hemos podido conocer las “Buenas Nuevas del reino de Dios”.
La frase común de la gente es el decir: “todos los caminos conducen a Roma”, dando a entender que no importa de quién se cojan, si de todas maneras invocan a un “dios” sea cual fuere, creyendo que están en la verdad. La expresión es exclusiva: “porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres mediante el cual podamos ser salvos”. Pueden existir muchos nombres pero solo uno es el verdadero: Jesucristo; pueden existir muchos caminos pero solamente es válido ante el Padre celestial uno: el de su Hijo. “Yo soy el camino, la verdad y la vida –le contestó Jesús–. Nadie llega al Padre sino por mí” (Juan 14:6).
Llegó la hora de reconocer que definitivamente, no hay más a quién mirar. El Señor Jesucristo está esperando, y quizá has visto dentro de tu familia o amistades un milagro patético y como en aquel tiempo se hablará: “Es un hecho que por medio de ellos ha ocurrido un milagro evidente” (v. 16). ¿Quiénes son “ellos” en la actualidad? Todos aquellos que se unen a orar por un enfermo diagnosticado de muerte, como en el caso mío, o en el de mi primo-consuegro. Es tu decisión. Si quieres puedo acompañarte a orar; dile a Jesús así:
Señor Jesucristo: hoy reconozco que soy pecador y que no tengo a quien más acudir sino solo a ti. ¡Te necesito! Ven a mi vida, perdona mis pecados y hazme la persona que quieres que yo sea. Gracias Señor por hacerlo; en tu nombre Jesús, amén.
Te aseguro que no te arrepentirás de haber tomado esta decisión.
Un abrazo y bendiciones.
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