Jesús llamó a la multitud y dijo: —Escuchen y entiendan. Lo que contamina a una persona no es lo que entra en la boca sino lo que sale de ella.Mateo 15:10-11.
Lectura: Mateo 15:1-20.
Versículos del día: Mateo 15:10-11.
MEDITACIÓN DIARIA
Sí, definitivamente el Señor me
habla seguido sobre controlar la lengua. Aparte de que es un mal que invade
todos los círculos sociales, siendo sincera yo también necesito mucho todavía
al respecto. La predicación de ayer en
la iglesia a la que asisto, fue precisamente sobre el poder de la palabra, y de
verdad, qué débiles somos para pecar y dejarnos llevar por la lengua sin darnos
cuenta de todo lo que vamos arrastrando a nuestro paso.
Al Señor le reclamaban los
fariseos que sus discípulos no se bañaran las manos antes de comer y Él
aprovecha la ocasión para que entiendan que “lo que contamina a una persona no
es lo que entra en la boca sino lo que sale de ella”. ¿Por qué? Porque del corazón salen los malos pensamientos,
los homicidios, los adulterios, la inmoralidad sexual, los robos, los falsos
testimonios y las calumnias. Éstas
son las cosas que contaminan a la persona, y no el comer sin lavarse las manos”
(vv. 19-20). Dice el Salmo 15:1-3 que
una de las condiciones para habitar en el santuario es tener un corazón veraz,
no calumniar con la lengua, ni hacerle mal al prójimo. La Nueva Traducción
Viviente va más al grano: “los que dicen la verdad con corazón sincero. Los que no se prestan al chisme ni le hacen
daño a su vecino, ni hablan mal de sus amigos”.
Para meditar: Si
de verdad queremos estar en su presencia, aprendamos a no mover la lengua más
allá de lo necesario. Recordemos las palabras de Santiago: La lengua hace
alarde de grandes hazañas y siendo tan pequeña, incendia un gran bosque,
contamina todo el cuerpo y prende fuego a todo el curso de la vida. Es difícil
de domar y un mal irrefrenable lleno de veneno mortal (Santiago 3:5-9
parafraseando personalmente).
“Todos fallamos
mucho. Si alguien nunca falla en lo que dice, es una persona perfecta, capaz
también de controlar todo su cuerpo” (Santiago 3:2).
Señor:
Permite que de nuestros labios solo broten palabras de vida y que de nuestra
fuente destile únicamente agua dulce,
clara y limpia.
Un abrazo y
bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario