miércoles, 2 de enero de 2013

El cambio tiene que suceder



Pero cuando se manifestaron la bondad y el amor de Dios nuestro Salvador, él nos salvó, no por nuestras propias obras de justicia sino por su misericordia.   
Tito 3:4-5.


Lectura: Tito 3:1-11. Versículos del día: Tito 3:4-5.

MEDITACIÓN DIARIA

Antes de conocer y recibir al Señor actuábamos bajo los efectos del pecado, por eso para el creyente existe un: “antes de” y un “después de”.  Indudablemente que el nuevo cristiano tiene un cambio que debe ser notado por quienes lo rodean porque es precisamente el Señor manifestándose a través de su Santo Espíritu, regenerando y renovando de un modo integral todas las áreas de su vida (v.5).  Así lo hizo el Señor con el fin de justificarnos con su gracia y ser herederos de una vida eterna (v. 7).
Dios por amor a la humanidad envió a su Hijo al mundo y el Señor Jesucristo vino a dar su vida por el hombre pecador; sufrió y llevó sobre su cuerpo todo el peso de sus pecados.  Lo hizo no porque lo mereciera ni porque sus obras fueran las mejores: simplemente actuaron su amor y misericordia.  Para lograr este cambio se debe ser sensible a la voz del Señor y dispuestos a hacer lo bueno (vv 1 y 2).
Sí es necesario el compartir pero dejemos que nuestras propias actuaciones hablen por sí solas del Dios que nos redimió.

Amado Señor: Gracias por el amor y la bondad que has puesto en nuestros corazones.  Permítenos valorar el sacrificio tuyo y dejarnos llenar por tu Santo Espíritu de tal modo que el fruto sirva para regenerarnos y renovarnos diariamente.

Un abrazo y bendiciones.

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