¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como reúne la gallina a sus pollitos debajo de sus alas, pero no quisiste!Mateo 23:37.
Lectura: Mateo
23:1-37. Versículo del día: Mateo 23:37.
MEDITACIÓN
DIARIA
El Señor se
lamenta por su Jerusalén amada. Creo que también en alguna ocasión hemos
exclamado exactamente lo mismo, al ver que “nuestra Jerusalén” por más que se
le hable, se le ame y sea partícipe de testimonios vivos, no deja su
religiosidad, ni su hipocresía demostrando mucha piedad y santidad falsas. Por lo general, estas personas son las que
primero están sacando su dedo para señalar al prójimo sin darse cuenta que son
los principales protagonistas de lo que
tanto critican. ¡Cuántos “ays”
encontramos en la lectura para estos fariseos hipócritas! (vv. 13-29); ¡y dura
cosa es caer en manos del Dios vivo!
“¡Cuántas veces quise reunir a
tus hijos, como la gallina a sus pollitos, pero no quisiste!”. ¿Haz tenido que sembrar con lágrimas? No
importa; seguro que vas a recoger con alegría.
Lo importante no es desmayar sino continuar orando por aquellos que
conforman nuestra Jerusalén que el Señor se encargará a su tiempo de llevarlos hacia
su redil.
Padre: Hoy te oramos de manera
especial por los de nuestro entorno familiar; ellos son nuestra Jerusalén amada
y clamamos porque cada uno llegue a tus píes. Gracias porque en Hechos 16:31
nos has dado una promesa y podemos descansar tranquilos sabiendo que la cumplirás
en el tiempo exacto.
Un abrazo y bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario