martes, 29 de enero de 2013

Lamento por la Jerusalén descarriada e indiferente



¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como reúne la gallina a sus pollitos debajo de sus alas, pero no quisiste! 
Mateo 23:37.


Lectura: Mateo 23:1-37.  Versículo del día: Mateo 23:37.

MEDITACIÓN DIARIA

El Señor se lamenta por su Jerusalén amada. Creo que también en alguna ocasión hemos exclamado exactamente lo mismo, al ver que “nuestra Jerusalén” por más que se le hable, se le ame y sea partícipe de testimonios vivos, no deja su religiosidad, ni su hipocresía demostrando mucha piedad y santidad falsas.  Por lo general, estas personas son las que primero están sacando su dedo para señalar al prójimo sin darse cuenta que son los principales protagonistas  de lo que tanto  critican. ¡Cuántos “ays” encontramos en la lectura para estos fariseos hipócritas! (vv. 13-29); ¡y dura cosa es caer en manos del Dios vivo!
“¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como la gallina a sus pollitos, pero no quisiste!”.  ¿Haz tenido que sembrar con lágrimas? No importa; seguro que vas a recoger con alegría.  Lo importante no es desmayar sino continuar orando por aquellos que conforman nuestra Jerusalén que el Señor se encargará a su tiempo de llevarlos hacia su redil.

Padre: Hoy te oramos de manera especial por los de nuestro entorno familiar; ellos son nuestra Jerusalén amada y clamamos porque cada uno llegue a tus píes. Gracias porque en Hechos 16:31 nos has dado una promesa y podemos descansar tranquilos sabiendo que la cumplirás en el tiempo exacto.

Un abrazo y bendiciones.

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