martes, 8 de enero de 2013

La mujer es la ayuda adecuada




Luego Dios el Señor dijo: «No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada».   

Génesis 2:18.


Lectura: Génesis 2:15-25.  Versículo del día: Génesis 2:18.

MEDITACIÓN DIARIA

El Señor puso todo el Edén al servicio del hombre y le dejó la tarea de buscarle nombre a todo animal que había creado y con ese nombre se les conoce.  Dios lo dispuso con el fin de que encontrara su ayuda idónea, pero no la encontró (vv 19 y 20).  “Entonces Dios el Señor hizo que el hombre cayera en un sueño profundo y, mientras éste dormía, le sacó una costilla y le cerró la herida. De la costilla que le había quitado al hombre, Dios el Señor hizo una mujer y se la presentó al hombre, el cual exclamó: «Ésta sí es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Se llamará “mujer” porque del hombre fue sacada»” (vv. 21-23).
En su infinita sabiduría, Dios sacó a la mujer de una costilla; no de la cabeza para que ella lo gobierne, pero tampoco de los píes para que sea pisoteada y humillada. Dios la sacó de una costilla porque la mujer necesita protección, de cerca al corazón porque necesita mucho amor.  Cuando esa “ayuda adecuada” se porta como tal, el hogar es bendecido ricamente; cuando los papeles se invierten, las cosas no resultan porque simplemente la mujer no fue creada para ese fin. Las mujeres debemos ser sensibles a la voz de Dios y acatar nuestro rol sin cantaletas ni pataletas sino ayudando a que el esposo cada día sea reconocido y exaltado por la misma labor encomendada a nosotras: estamos para ayudar, colaborar, construir y edificar. Y al hombre le corresponde por consiguiente: protegernos, amarnos, respetarnos y valorarnos como lo que somos.  Un hogar cimentado bajo estos parámetros, es difícil que se caiga. La mujer es la ayuda adecuada; no un animal ni otro hombre, como tampoco para la mujer otra mujer: "Por eso el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su mujer, y los dos se funden en un solo ser" (v. 24; subrayado mío).   

Amado Dios: permite que los hogares se llenen de hombres y mujeres que entiendan cada cual su misión, para no dar cabida al enemigo y éste entre a destruirlos.  

Un abrazo y bendiciones.

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