Luego Dios el Señor dijo: «No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada».Génesis 2:18.
Lectura: Génesis
2:15-25. Versículo del día: Génesis
2:18.
MEDITACIÓN
DIARIA
El Señor puso
todo el Edén al servicio del hombre y le dejó la tarea de buscarle nombre a
todo animal que había creado y con ese nombre se les conoce. Dios lo dispuso con el fin de que encontrara
su ayuda idónea, pero no la encontró (vv 19 y 20). “Entonces Dios el Señor hizo que el hombre
cayera en un sueño profundo y, mientras éste dormía, le sacó una costilla y le
cerró la herida. De la costilla que le había quitado al hombre, Dios el Señor
hizo una mujer y se la presentó al hombre, el cual exclamó: «Ésta sí es hueso
de mis huesos y carne de mi carne. Se llamará “mujer” porque del hombre fue
sacada»” (vv. 21-23).
En su infinita
sabiduría, Dios sacó a la mujer de una costilla; no de la cabeza para que ella
lo gobierne, pero tampoco de los píes para que sea pisoteada y humillada. Dios
la sacó de una costilla porque la mujer necesita protección, de cerca al
corazón porque necesita mucho amor.
Cuando esa “ayuda adecuada” se porta como tal, el hogar es bendecido
ricamente; cuando los papeles se invierten, las cosas no resultan porque
simplemente la mujer no fue creada para ese fin. Las mujeres debemos ser
sensibles a la voz de Dios y acatar nuestro rol sin cantaletas ni pataletas
sino ayudando a que el esposo cada día sea reconocido y exaltado por la misma
labor encomendada a nosotras: estamos para ayudar, colaborar, construir y
edificar. Y al hombre le corresponde por consiguiente: protegernos, amarnos,
respetarnos y valorarnos como lo que somos.
Un hogar cimentado bajo estos parámetros, es difícil que se caiga. La mujer es la ayuda adecuada; no un animal ni otro hombre, como tampoco para la mujer otra mujer: "Por eso el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su mujer, y los dos se funden en un solo ser" (v. 24; subrayado mío).
Amado
Dios: permite que los hogares se llenen de hombres y mujeres que entiendan cada
cual su misión, para no dar cabida al enemigo y éste entre a destruirlos.
Un abrazo y bendiciones.
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