martes, 10 de enero de 2012

La injusticia social para Dios

¡Ay de los que emiten decretos inicuos y publican edictos opresivos!
Isaías 10:1.

Lectura diaria: Isaías 10:1-4. Versículo principal: Isaías 10:1.

REFLEXIÓN

Dios es un Dios justo y desde su trono está mirando todo cuanto acontece en la tierra; por algo hay un dicho que dice: “Arriba está, quien abajo mira”. Todo gobernante, rey, mandatario, primer ministro, jefe o magistrado algún día tendrá que presentarse ante su presencia y rendir cuentas de su gestión en este mundo.
La injusticia social viene de tiempos antiguos; el salmista nos muestra cómo se pide el clamor a Dios en aquella época: “¡Levántate, Señor! ¡Levanta, oh Dios, tu brazo! ¡No te olvides de los indefensos!” (Sal. 10:12). Nadie tiene por qué privar de sus derechos a los pobres porque son pobres, ni oprimir a las viudas y a los huérfanos. Desafortunadamente, guerra tras guerra cada día va dejando más huellas de amargura, tristeza y soledad a miles de mujeres y niños que quedan desamparados bajo la vista indiferente de los poderosos. Pero llegará el momento en que nuestro Dios actuará y caer en manos del Dios viviente es cosa bien seria; Él tomará entonces su autoridad y la venganza llegará por sus propias manos (Heb. 10:30-31). Un “Ay” en la Biblia infunde terror y este “Ay” es para quienes se aprovechan de los desamparados. “Tú, Señor, escuchas la petición de los indefensos, les infundes aliento y atiendes a su clamor. Tú defiendes al huérfano y al oprimido, para que el hombre hecho de tierra, no siga ya sembrando el terror” (Sal. 10:17-18).
Recordemos que Dios no se queda con nada guardado, sea bueno o malo; Él actuará en su momento porque es un Dios justo. El cristiano, más que ningún otro debe andar siempre con la cabeza en alto y orgulloso de su Señor porque el Dios Restaurador, el Santo y Justo es nuestro gran Jefe y Abogado perfecto. Cuando alguien se mete injustamente en nuestro camino, tenemos al Dios temible que saca la cara por sus hijos y los defiende con todo su poder y gloria.
Señor: Gracias porque la pildorita de tu amor, voltea los ojos hacia los oprimidos por la injustica del mundo.

Un abrazo y bendiciones.

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