miércoles, 4 de enero de 2012

La felicidad que viene de Dios

Tú has hecho que mi corazón rebose de alegría, alegría mayor que la que tienen los que disfrutan de trigo y vino en abundancia.
Salmo 4:7.


Lectura diaria: Salmo 4:1-8. Versículo principal: Salmo 4:7.


REFLEXIÓN


Las bendiciones del Señor, traen alegría. Proverbios 13:12b dice lo siguiente: “El deseo cumplido es un árbol de vida”. Sí; la alegría es vida para una persona porque el corazón alegre se refleja en el rostro y lo hermosea; mientras que el corazón abatido o dolido lo deprime (Pr. 15.13).

Debemos proponernos a llevar una vida con ilusión, con ánimo y pensando siempre positivamente, sabiendo que el Señor nos dará la victoria sobre aquello que nos atormenta. Recordemos que el gozo del Señor es nuestra fortaleza y si lo tenemos a Él no podemos permanecer tristes ni deprimidos. Dios quiere que tengamos una vida completa, que seamos felices y aprendamos a disfrutar aún de los detalles más pequeños porque ahí, también está su mano prodigiosa actuando. Muchas veces pasamos inadvertidas las pequeñas cosas y no les damos el valor que merecen, menospreciándolas y dejándolas a un lado. Es indiscutible que un rostro alegre irradia destellos de paz, sosiego, bienestar y por consiguiente contagia positivamente. Es un buen remedio para el cuerpo y el alma cansada. Aprendamos a reconocer en todo aquello que nos brinde alegría y motive a seguir adelante, la obra del Señor en nosotros. La alegría proviene de un corazón dispuesto para Dios y lleno del fruto de su Espíritu; por consiguiente busquemos la felicidad a través del Señor Jesús, quien vino a ofrecernos vida en abundancia con un propósito significativo y gratificante.


Señor: Enséñanos a ser felices en medio de tu santa voluntad; que las circunstancias adversas no empañen la alegría de vivir como es tu deseo. Gracias por el gozo y la paz que provienen de ti.


Un abrazo y bendiciones.

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